Adaptado al español por Gretchen Fournier del artículo original de Henry Fountain publicado en The New York Times.
La débil capa de ozono, vital para proteger la vida en la Tierra, está en camino de recuperarse en cuestión de décadas. Este es el éxito más reciente de un esfuerzo global para dejar de usar productos químicos que estaban destruyendo la capa más importante de la atmósfera superior.
En un reciente informe para las Naciones Unidas, los científicos dijeron que China había eliminado en gran medida las emisiones no autorizadas de uno de esos químicos, conocido como CFC-11.
Si los países continúan manteniendo las prohibiciones sobre este tipo de químicos y otras sustancias, para el año 2040 los niveles de ozono entre las regiones polares deberían alcanzar los niveles anteriores a 1980.
Los agujeros de ozono, o regiones de mayor agotamiento que aparecen regularmente cerca del Polo Sur y, con menor frecuencia, cerca del Polo Norte, también deberían recuperarse, en el Ártico para el año 2045 y alrededor del 2066 en la Antártida.
“La recuperación de la capa de ozono va por buen camino”, dijo David W. Fahey, director del Laboratorio de Ciencias Químicas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y copresidente del panel de evaluación científica del protocolo. “La destrucción máxima de esta capa ha quedado atrás gracias a las medidas que han sido adoptadas por todas las naciones”.
En la década de 1970, los científicos determinaron por primera vez que las sustancias químicas conocidas como clorofluorocarbonos (CFC) estaban debilitando el ozono en la atmósfera. A mediados de la década de 1980, los investigadores descubrieron un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, lo que provocó un esfuerzo internacional urgente para repararlo. Más de 100 compuestos que debilitan la capa de ozono finalmente fueron prohibidos y eliminados.
Las emisiones del químico CFC-11 comenzaron a aumentar después de 2012 y parecían provenir del este de Asia, según un estudio realizado en el 2018. Las investigaciones realizadas por The New York Times y otros sugirieron fuertemente que pequeñas fábricas en el este de China eran la fuente de estas emisiones.
En ese momento, el jefe del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, calificó la producción ilegal de CFC-11 como “nada menos que un delito ambiental que exige una acción decisiva”.
Pero un estudio de seguimiento en 2019 mostró que las emisiones estaban disminuyendo, una señal de que el gobierno chino estaba tomando medidas enérgicas contra la producción de CFC-11.
De esta manera, dijeron los investigadores, la producción de emisiones de parte de China había contribuido a los "bancos" de clorofluorocarbonos que se producían en todo el mundo. Se desconoce el tamaño de la contribución china a los bancos químicos, pero ciertamente se han fortalecido sustancialmente, lo que agregaría algunos años más al esperado retraso en la recuperación.
El monitoreo atmosférico, que es requerido por el protocolo de Montreal (tratado entre naciones para la protección de la capa de ozono), detectó el problema con China.
Según el protocolo, se requieren evaluaciones como éstas al menos cada cuatro años. Además de los científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), los colaboradores incluyeron investigadores de la NASA, la Organización Meteorológica Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Comisión Europea.
La nueva evaluación también consideró, por primera vez, los efectos sobre el ozono de una potencial intervención climática. El método, conocido como inyección de aerosol estratosférico, tiene como objetivo enfriar la atmósfera mediante el uso de aviones u otros medios para distribuir aerosoles de azufre que reflejen los rayos del sol antes de que lleguen a la superficie.
La idea ha atraído una feroz oposición. Los opositores dicen que intervenir de esta manera podría tener graves consecuencias no deseadas, alterando potencialmente los patrones climáticos en todo el mundo. Pero muchos científicos y otros dicen que, al menos se necesita más investigación, porque el calentamiento puede llegar a un punto en donde el mundo se desespere y quiera probar una técnica de este tipo, tal vez para ganar tiempo antes de que las reducciones de gases de efecto invernadero sean significativas.
El Dr. Fahey de NOAA dijo que algunos estudios demostraron un impacto de los aerosoles de azufre en la capa de ozono, por lo que el equipo de evaluación recibió la tarea de investigarlo. El protocolo “existe para proteger la capa de ozono, y hemos hecho un buen trabajo eliminando las sustancias que debilitan la misma. En cuanto a la inyección de aerosoles estratosféricos, está en el tintero", dijo.
Hay mucha incertidumbre en los hallazgos, dijo el Dr. Fahey, pero el mensaje básico es que tratar de enfriar el planeta unos 0,5 grados Celsius (0,9 grados Fahrenheit), digamos, mediante el uso de aerosoles de azufre, tendría algún efecto sobre la capa de ozono. Pero “no la destruirá ni creará consecuencias catastróficas”, dijo.
“De hecho, ya lo sabíamos porque el Monte Pinatubo hizo el experimento por nosotros”, dijo, refiriéndose a la enorme explosión volcánica en Filipinas en 1991, que envió enormes cantidades de gas de azufre a la estratosfera, creando una neblina de aerosol similar a una inyección de aerosoles de azufre. Esa erupción enfrió temporalmente el planeta aproximadamente 0,5 grados centígrados, dijo el Dr. Fahey. Pero la capa de ozono no colapsó. “Es muy resiliente”, finalizó.
En el Sierra Club aplaudimos todo paso dado en pro de nuestro planeta. Nuestra atmósfera, al igual que nuestro suelo y agua, son de suma importancia para nuestro diario vivir, cuidemoslos. Únete a la lucha contra el cambio climático.