Dile a quienes toman decisiones en California: ¡No perforen donde vivimos!/Tell California Decision-Makers: No Drilling Where We’re Living!

Adaptado al español por Fabián Capecchi sobre el artículo original de Mónica Embrey en el Sierra Club.

Casi cinco millones y medio de californianos (enlace en inglés) viven a una milla de un pozo de petróleo o de gas. Las torres de perforación de petróleo se encuentran en sus patios traseros, al lado de sus parques infantiles, y son visibles desde sus escuelas. Son especialmente frecuentes en comunidades de color y comunidades de bajos ingresos.

Vivir tan cerca de la perforación de petróleo y gas puede causar una larga lista de problemas de salud (enlace en inglés), incluidos asma, cáncer y defectos de nacimiento. Los pozos pueden incluso explotar o derramar químicos tóxicos cerca de hogares, hospitales, escuelas y otros sitios sensibles.

Según el Consejo de Ciencia y Tecnología de California, colocar una zona de amortiguación entre las perforaciones de petróleo y gas y los sitios sensibles ayuda a reducir los efectos nocivos para la salud de la perforación. Los estudios sugieren (enlace en inglés) que debería haber un distanciamiento de al menos 2,500 pies para reducir el impacto de la perforación en la salud y la seguridad de las personas.

Instituir y obligar a respetar estas zonas es apenas el primer paso para proteger a quienes están en mayor riesgo debido a la industria del petróleo y el gas. El Sierra Club junto a nuestros aliados estamos decididos a lograr que esta regla lleve a una moderado declive en la producción de petróleo en el estado. Los combustibles fósiles son la razón por la cual los incendios forestales de California son cada vez más grandes y destructivos. Estos contribuyen a que la sequía en California sea cada vez peor. Este estado, uno de los mayores productores de petróleo del país, necesita una transición justa lejos de los combustibles fósiles.

La industria de los combustibles fósiles no descansa durante esta pandemia, nosotros tampoco podemos hacerlo. A principios de abril, CalGEM aprobó sus primeros permisos (enlace en inglés) de fracking en 9 meses. El fracking no solo contamina nuestra agua y contribuye a la crisis climática. También libera toxinas en nuestro aire. Según una nueva investigación de la Universidad de Harvard, la exposición a la contaminación del aire hace que las personas sean más propensas a morir por COVID-19. Esa es una de las razones por las cuales las personas de color y las personas de bajos ingresos, que a menudo se ven obligadas a vivir cerca de instalaciones contaminantes, mueren a causa de COVID-19 a tasas desproporcionadas.

Los daños que plantea la injusticia ambiental son más evidentes que nunca. Ahora es el momento de defender la salud pública, no los pozos de petróleo y gas. Puedes enviar un comentario público ahora mismo (enlace en inglés). Dile a los encargados de tomar decisiones en California: especialmente durante una crisis de salud pública, los californianos necesitan protección contra las emisiones tóxicas de la industria de combustibles fósiles.

Ahora, los californianos tendrán la oportunidad de hacer que esas zonas de separación protectoras se hagan realidad. La agencia estatal CalGEM (California Geologic Energy Management) redactó su primera regla de salud y seguridad pública. Más de 700 organizaciones de la Alianza Last Chance y el Sierra Club están llamando a CalGEM a aprovechar esta oportunidad para instituir una zona de amortiguamiento de 2.500 pies entre las familias de California y la perforación petrolera.