Adaptación de Gretchen Fournier del artículo original de Agostino Petroni publicado en la revista Sierra.
“Soy músico, poeta y loco” es un refrán común que se dice en Cuba cuando las personas le encuentran una solución creativa a un problema. Así es como Reinaldo Borrego Hernández, cuyo apodo es Nene, se describe a sí mismo y su misión de salvar los arrecifes de coral cercanos al lugar donde se crió.
Nene creció en la década de los 80 en Cocodrilo, una pequeña villa costera en la Isla de la Juventud en la parte occidental de Cuba. Su familia era pobre; su único entretenimiento era el mar. Así pasó sus días, conociendo la costa curvada y rocosa de playas de arena blanca, viendo a las tortugas anidar, explorando el Caribe y sus arrecifes. Allí Nene vio de primera mano a diferentes especies de peces circular entre las estrellas de mar donde formaban una explosion de color, como un caleidoscopio.
Nene comenzó a trabajar como guardabosques, eventualmente convirtiéndose en el Director del Parque Nacional Punta Francés, en donde se le asignó la conservación del arrecife de coral que marcó su infancia.
Hoy está en una carrera contra el tiempo para salvarlo.
La pesca comercial y submarina, estilo de vida en las comunidades costeras y pobres de Cuba, están acabando con los habitantes más preciados, como langostas y chillos, de esas aguas. En el 1997 Cuba aprobó una serie de leyes ambientalistas, consideradas de las más estrictas en el mundo, para proteger, crear y preservar los arrecifes de coral. Sin embargo todavía sufren de sobrepesca, falta de fondos y recursos humanos que puedan hacer cumplir las mismas.
Una reducción de los depredadores, como tiburones y meros, en combinación con el aumento en las temperaturas del agua y la intensificación de los huracanes han contribuido a una crisis en los arrecifes en las costas de Cocodrilo. Los peces que comen algas, las cuales compiten con los arrecifes por el espacio marítimo, cada vez son menos. "En el arrecife ya no hay peces grandes” dijo Nene. “Sin peces grandes la cadena se interrumpe”.
En el 2014, Nene renunció a su puesto de director en el parque para completar una maestría en la Universidad de La Habana. Quería estudiar como una comunidad puede vivir de manera sustentable en un área protegida, y cómo evitar la muerte del arrecife de Cocodrilo.
Nene concluyó que alguien tendría que remover manualmente las algas que estaban sofocando el arrecife para así plantar coral nuevo y saludable, una tarea titánica para una sola persona; iba a necesitar ayuda. Mientras trataba de trazar un plan se le ocurrió una idea; por mucho tiempo en las comunidades costeras de Cuba ha habido una industria turística muy próspera ¿por qué no motivar a estos visitantes para que lo ayuden a salvar el arrecife?
Una práctica muy común para los cubanos es alquilar sus casas a turistas, en el 2016 Nene decidió hacer lo mismo con un propósito extra: alquilaría su casa a todo aquél interesado en ayudarlo a preservar el arrecife.
Johann Besserer es el fundador de la organización sin fines de lucro Intercultural Outreach Initiative. Todos los años, y por espacio de tres semanas, el IOI (por sus siglas en inglés), envía alrededor de 20 voluntarios a quedarse con Nene. Desde el momento en que llegan, los voluntarios recogen plástico de las playas y ayudan a Nene con la “reforestación” del arrecife de coral.
"Él es un héroe absoluto del ambientalismo" dice Besserer.
En el 2017, Nene organizó para los adolescentes del pueblo un curso de buceo totalmente gratis para así enseñarles a enlazar la conservación del océano con el turismo y educarlos sobre los efectos ecológicos que tiene la pesca ilegal. Esta acción no pasó desapercibida, la policía llegó al lugar y le cuestionaron lo que estaba haciendo, fue acusado de actividad comercial ilícita y lo metieron preso por varios días.
En diciembre de 2019 viajé a Cuba para aprender más sobre el modelo turístico-ambientalista que Nene promueve. Durante una buceada para ver el arrecife, nos sumergimos varios metros, lo seguí a través de aguas veteadas y verdosas hacia dos boyas colocadas en medio del agua que tenían sogas que llegaban hasta el fondo. A lo largo de cada soga, había tres varas horizontales de las cuales colgaban trozos de coral (Acropora cervicornis) los cuales después de cultivados durante un año, Nene implanta en el arrecife.
Luego de eso me mostró el arrecife como tal, se veía blanco y sin vida, con capas y capas de lo que parecían huesos. Sin embargo en el área en la cual el coral ha vuelto a crecer, el cambio es impresionante; una explosión de color con escuelas de peces alrededor.
Son solo pulgadas en un campo de millas y millas de largo, sin embargo los efectos de este proyecto sobrepasan las fronteras de Cocodrilo. La corriente del Golfo se lleva las larvas de los peces y langostas del arrecife en Cuba hacia aguas mexicanas y estadounidenses, donde una vez llegan reponen las poblaciones marítimas empobrecidas de otras comunidades.
Este año, Nene recibió aprobación para comenzar un nuevo proyecto educativo en conjunto con la Universidad de la Habana el cual involucrará a jóvenes. "Sueño con que los jóvenes relacionen directamente la conservación y el turismo y que éste se convierta en una alternativa a la pesca ilegal” dijo Nene. "Si no lo hacemos, nuestros recursos naturales desaparecerán y nos quedaremos sin nada”.