Adaptación de Gretchen Fournier del artículo Edward Humes publicado en la revista Sierra.
Qué maravilloso es comprar una botella de agua helada de una importante marca mundial y ver que la etiqueta dice "100% reciclable", son palabras que nos hacen sentir más cómodos y libres de culpa. Hace que la bebida baje mucho más fácilmente, ¿no?
Lástima que no sea cierto.
Por el contrario, es muy probable que el producto que los estadounidenses usan a razón de 3.400 cada segundo —100 mil millones al año— termine en ríos, océanos, bordes de carreteras, vertederos e incineradores, siendo parte de cualquier tipo de producto reciclado.
El pasado 16 de junio, el Sierra Club y un grupo de consumidores de California presentaron demandas federales contra los principales fabricantes de agua embotellada: Coca-Cola, Niagara y BlueTriton (una subsidiaria de Nestlé). Las demandas alegan que las campañas de marketing y etiquetas de estos productos y sus declaraciones sobre el producto reciclado de sus botellas no son solo un poco falsas, sino descaradamente falsas y una violación de las leyes de protección del consumidor y del medio ambiente. Las demandas también acusan a los tres titanes mundiales de las bebidas, de prácticas comerciales desleales, publicidad falsa, fraude al consumidor y violaciones de las leyes estatales de reclamos de marketing ambiental y las regulaciones de la Comisión Federal de Comercio.
Los demandantes argumentan que estas empresas deben ser obligadas a admitir que sus declaraciones son falsas y ponerles fin.
Al calificar las etiquetas de reciclaje como "una campaña de desinformación", el ex director ejecutivo de Sierra Club, Michael Brune, dijo: "Estos fabricantes de botellas de plástico han sabido durante décadas que sus productos no son realmente reciclables y el público merece saber la verdad".
Esa verdad, según las demandas y los estudios que se citan, es que el sistema de reciclaje de EE. UU. actualmente no puede reciclar ni una cuarta parte de esas supuestas botellas 100 por ciento recicladas y carece de la capacidad para reciclar más del 12 por ciento de las tapas de las mismas. Incluso la parte que se recicla nunca es “100 por ciento reciclable”; aproximadamente el 28 por ciento se pierde por procesamiento o contaminación y termina en vertederos.
El colmo de las ironías es que las etiquetas de polipropileno de las botellas, en las que están impresas las declaraciones de “100 por ciento reciclable”, son en sí completamente no reciclables.
Las regulaciones de la Guía Verde de la FTC establecen que una empresa puede afirmar que una botella de plástico es reciclable solo si las instalaciones de reciclaje para ese tipo de plástico están disponibles para al menos el 60 por ciento de los consumidores o comunidades donde se vende el producto. Menos del 60 por ciento, y todas las declaraciones de reciclaje deben estar calificadas en la etiqueta, como decir, por ejemplo, "Este producto es reciclable solo en las pocas comunidades que tienen instalaciones adecuadas de reciclaje".
“Según ese estándar, las declaraciones de estas empresas sobre '100% reciclable' son completamente falsas”, dijo la abogada del Sierra Club, Marie McCrary, quien es parte del bufete Gutride Safier LLP en San Francisco. Ella dijo que las demandas son parte de una campaña más amplia para educar a los consumidores y las empresas sobre los mitos del reciclaje y el verdadero impacto de los productos de plástico en el medio ambiente. La información precisa, dice, puede crear demanda e incentivos para llevar al mercado productos y materiales verdaderamente reciclables y sustentables.
"Mientras haya empresas que hagan declaraciones falsas como las de ‘100 por ciento reciclables’, los consumidores no podrán tomar una decisión informada y las empresas carecerán de incentivos para crear productos realmente reciclables", dijo.
Un representante de Coca-Cola dijo que la compañía no hace comentarios sobre litigios activos y los portavoces de BlueTriton y Niagara no respondieron.
Las marcas mencionadas en las demandas incluyen Dasani, Arrowhead, Poland Springs, Ozarka y Deer Park (en ambas demandas), y Niagara, Costco Kirkland, Save Mart Sunny Select y Save Mart Market Essentials (solo en la demanda colectiva de consumidores).
Lauren Cullum, defensora de políticas del Sierra Club California, dijo que las demandas son parte de un esfuerzo más amplio para recuperar el terreno perdido después de que la ambiciosa Ley de Reducción de la Contaminación Plástica y Economía Circular de California se estancó en la legislatura en 2020. Esa ley habría reinventado el proceso de reciclaje en el estado y creado un sistema de responsabilidad de parte del productor, en el que los fabricantes de productos de desperdicio, como botellas de agua de plástico, tendrían que asumir el costo del daño ambiental y la limpieza en dólares, una extensión del concepto de "quien contamina paga" que ya existe en el estado para las industrias petroleras y de gas.
Cullum dice que los costos para limpiar la basura de productos de un solo uso en playas, parques y calles en las ciudades de California es enorme: casi 500 millones de dólares en todo el estado, según datos compilados en el 2017 por el Consejo de Defensa de Recursos Naturales. Los Ángeles solamente paga más de $36 millones al año, equivalente a $9.50 por cada hombre, mujer y niño de la ciudad. El costo por residente de Long Beach es de $28, y la ciudad de Commerce, con una población de 12.000, paga $890.000 al año por la limpieza de basura, la friolera de $69 por cada ciudadano.
“El gobierno y los contribuyentes se están hundiendo”, dijo Cullum.
Muchos de los objetivos de la legislación sobre economía circular y contaminación plástica, han resucitado como una iniciativa de los votantes y estarán en la boleta electoral de noviembre de 2022. Cullum ve ambas demandas como un medio no solo para responsabilizar a las marcas globales por propagar información errónea sobre el reciclaje sino también para crear conciencia sobre la necesidad de nuevas leyes que controlen la contaminación plástica, conduzcan a productos y materiales más sustentables.
“El objetivo final de todo esto es alejarse cada vez más de depender de cualquier tipo de producto de un solo uso”, dijo Cullum. "Cualquier paso en esa dirección es lo que necesitamos".
“La gente quiere tomar decisiones que sean buenas para el medio ambiente”, dice Hoiyin Ip, co-presidente del comité de Zero Waste del Sierra Club, California. “Si saben la verdad, creo que cambiarán esas opciones, tal como lo hicieron con las bolsas de la compra. Si están confundidos o se les da información falsa, terminan tomando decisiones que de otro modo podrían evitar".
Judith Enck, una ex-administradora regional de la EPA que ahora lidera el proyecto Beyond Plastics, con sede en Vermont, dijo que las demandas destapan el "fracaso abismal" del reciclaje de plásticos y los intentos de las empresas de bebidas de evadir su responsabilidad del daño que causan sus productos. Ella pone el objetivo de las demandas en términos más directos:
"Necesitamos que las empresas dejen de mentir".
En el Sierra Club creemos que los grandes intereses corporativos deben ser responsabilizados por sus prácticas dañinas hacia el medio ambiente, las embotelladoras de plástico no son la excepción. Si como consumidores conocemos las prácticas de las empresas que fabrican los productos que utilizamos a diario, en un futuro tomaremos mejores decisiones al momento de comprar, evitando así ser parte de la continua contaminación y destrucción de nuestro planeta.