Artículo Original de Fabián Capecchi.
Ha sonado el disparo de salida. Las compañías petroleras y de gas se frotan las manos, mientras proyectan dividirse como si fuese un pastel el último refugio virgen de Norteamérica, el Refugio Nacional Silvestre del Ártico. Están convencidas que ganarán la carrera para perforar el Ártico incluso si el presidente Trump sale derrotado en noviembre.
Los esfuerzos por desatornillar las Leyes que han protegido esta zona virgen de Norteamérica han tenido éxito gracias a la administración Trump. Este refugio natural estuvo protegido los últimos 30 años, pero la codicia de las empresas petroleras, el dinero y la complicidad de la EPA acaban de darle el empujón final para comenzar la destrucción.
Las primeras concesiones para perforar en busca de petróleo y gas en el área podrían venderse a finales del 2020, según el secretario del Departamento del Interior, David Bernhardt, al anunciar formalmente hace días su programa de arrendamiento.
"El liderazgo del presidente Trump puso fin a más de tres décadas de inacción", dijo, y agregó que el plan fue "cuidadosamente diseñado para minimizar su impacto en el medio ambiente circundante”.
Según la ley de 2017, el gobierno federal debe realizar dos ventas de arrendamiento de 400,000 acres cada una para diciembre de 2024, pero el actual gobierno ha pisado el acelerador para que la primera subasta se haga a finales de este mismo año.
La carrera contra reloj para establecer los términos de un programa de subastas, es uno de los últimos pasos del plan para aprovechar los recursos de gas y petróleo en la región que se ha disputado durante décadas.
La medida se aplica a unos 1,57 millones de acres de la llanura costera del refugio Ártico y las operaciones petroleras en las tierras protegidas por el gobierno federal amenazan con acabar para siempre con bosques, ríos de agua pura, costas y la llanura donde viven caribúes, osos polares, y más de 270 especies de aves migratorias y otros animales.
Una vez que se vendan los derechos de perforación, será más difícil para un futuro presidente dar marcha atrás.
Los grupos ambientalistas entre los cuales se encuentran nativos de Alaska como los Gwich’in y el Sierra Club, han interpuesto una demanda en un tribunal Federal para detener la decisión de la administración Trump de permitir el arrendamiento de petróleo y gas en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico.
El Sierra Club que ha estado luchando para mantener las plataformas petrolíferas fuera del refugio durante más de 20 años, dijo que la administración Trump quiere conseguir que al menos una empresa presente ofertas por arrendamientos antes del final de su mandato.
La campaña del Sierra Club alcanzó un punto de inflexión en diciembre pasado, cuando Goldman Sachs se convirtió en el primer banco estadounidense importante en descartar la financiación de nuevas perforaciones en el Ártico, incluido el Refugio Ártico. Ahora, cinco de los seis bancos más grandes de Estados Unidos se han sumado a la lista de bancos importantes de todo el mundo que descartan la financiación del petróleo y el gas del Ártico. Eso deja a Bank of America como el único gran banco estadounidense que niega sumarse a esta decisión.
Marcie Keever, directora legal de Amigos de la Tierra dijo: “La apertura del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico a la perforación, minería y extracción destructivas dañará irreversiblemente la tierra y las comunidades circundantes y exacerbará la crisis climática.
"Este plan para exponer el Refugio Ártico al peligro y daño de la perforación viola tantas leyes que es difícil ni siquiera enumerarlas todas", dijo Garett Rose, abogado del proyecto de Alaska en el Consejo de Defensa de Recursos Naturales.
En el Sierra Club sabemos lo que está en juego. No hacer el máximo esfuerzo para evitar que el último monumento natural virgen más importante de Norteamérica sea arrasado, sería como permitir que destruyan el parque Nacional Yellowstone o arrasen el Gran Cañón del Colorado.
Continuaremos trabajando con nuestros aliados ambientalistas para impedirles que logren su objetivo de condenar a la extinción a osos polares y otros animales, o envenenar las aguas de las comunidades indígenas que allí viven.