Adaptado por Fabián Capecchi del artículo de Krista Karlson publicado en la revista Sierra.
La temporada de incendios está aquí de nuevo con una ferocidad asombrosa. Los incendios forestales ya han aparecido en Florida, Utah, Arizona y Nueva Jersey, estados donde viven muchos latinos. El suroeste y el norte de California están experimentando una sequía extrema.
La lucha contra los incendios forestales involucra a grandes grupos de bomberos, de varios estados que trabajan en estrecha colaboración, en áreas remotas donde el acceso al agua corriente es limitada. Estas condiciones significan que el COVID-19 podría propagarse rápidamente a través de un equipo de extinción de incendios, así como a través de refugios temporales que albergan a los evacuados de los incendios forestales.
Inhalar humo hará que los bomberos, los evacuados y cualquier persona a sotavento sean más vulnerables al virus, y si a eso le sumamos la escasez nacional de máscaras N95, significa que tendrán más dificultades para protegerse de la inhalación de humo.
La coordinación de varias agencias de bomberos federales, estatales y locales durante la temporada de incendios siempre ha sido un rompecabezas logístico. Este año, el coronavirus amplifica ese desafío.
La Junta de Manejo de Incendios, ha emitido una guía provisional para prevenir los brotes de COVID-19 en el trabajo. Al comienzo de la temporada, todos los bomberos deberán aislarse durante 14 días antes de unirse a su equipo.
Katrina Mohr, una bombero del distrito de guardabosques de New Meadows en Idaho, dice que los miembros de su equipo entraron en cuarentena antes de comenzar a trabajar. "Siento un suspiro de alivio al pasar dos semanas y no tenemos síntomas". En lo que va de temporada, nunca ha estado a menos de dos metros de alguien fuera de su grupo, excepto cuando viaja en vehículos, donde todos usan máscaras. Los bomberos federales deben dormir en carpas personales, por lo que no se refugian en lugares cerrados.
En el pasado, para solventar el déficit de 800 bomberos, California ha contado con el apoyo del personal del Cuerpo de Conservación de California, la Guardia Nacional, y el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR) - quien ha provisto a presos para colaborar en la extinción de incendios. Al 30 de junio, el CDCR había puesto en cuarentena a 12 de los 43 campamentos de bomberos para reclusos de California debido a un brote de coronavirus en una prisión que entrena a los bomberos.
En California, las enfermeras practicantes en los campamentos de bomberos evaluarán a los pacientes con síntomas de coronavirus y seguirán las instrucciones del director médico del condado. En un esfuerzo por aliviar la carga sobre los sistemas de atención médica pequeños y de escasos recursos de las ciudades remotas, dice McCray, la Junta de Manejo de Incendios está "explorando el uso de la telemedicina y cómo tenerla disponible".
Si es necesario evacuar el área, dice Brad Alexander de la Oficina de Servicios de Emergencia de California, los refugios deberán ser más grandes de lo habitual para adaptarse al distanciamiento social. Las evacuaciones llevadas a cabo por la policía local y las agencias locales y estatales son responsables de garantizar que los refugios tengan el equipo de protección personal adecuado.
Los residentes de las zonas donde hay incendios forestales deben tratar de permanecer en sus casas con un filtro de aire encendido cuando el humo cubre el área, y siempre deben tener máscaras a mano, dice Alexander. “Una máscara de cualquier tipo es mejor que ninguna”.
Las mascarillas de tela simples no ayudarán con la inhalación de humo, pero ayudarán a los residentes a protegerse a sí mismos y entre sí de la transmisión del COVID-19.
Las mochilas de emergencia (bag-out) siempre deben contener un desinfectante, pero si no lo tienen, ahora es un buen momento para incluirlo. McCray dice que cualquier cosa que ayude a una comunidad a mitigar la propagación del COVID-19, a su vez, ayudará a mantener seguros a los bomberos cuando ingresen a esas comunidades.
Lo único seguro es que los administradores de incendios, los bomberos y las comunidades locales están preparados para responder a las circunstancias cambiantes creadas por la confluencia del fuego y la pandemia.
Enfrentar una doble emergencia es una tarea difícil, la proliferación de incendios en varios estados complica aún más la tarea debido a las altas temperaturas producto del cambio climático. En el Sierra Club necesitamos de ti y de todos para trabajar juntos presionando a los legisladores para desactivar ese terrible flagelo de consecuencias impredecibles para todo el planeta.