Artículo original de Fabián Capecchi.
Todo comenzó con un video que se viralizó rápidamente, donde se veían unas cabras salvajes caminando libremente por las calles desiertas en Gran Bretaña; peces y otros animales marinos nadando en las ahora aguas transparentes de Venecia, Jabalíes en plena ciudad de Barcelona, Coyotes en San Francisco o miles de tortugas saliendo a las ahora desiertas playas de la India para desovar y hasta un despistado puma paseándose por el centro de la capital de Chile.
¿La naturaleza ha vuelto a nosotros a visitarnos ahora en nuestras jaulas?
No, pero parece una gran ironía. Con media humanidad encerrada en sus hogares por la cuarentena, ésta comienza a notar la aparición de animales silvestres en las ciudades, lugares que fueron originalmente sus hábitat en todo el mundo.
Aparte de los reportes falsos o creados que bromistas enviaron por la red, que los hay, este fenómeno si está ocurriendo, pero solo ahora es que lo estamos notando.
Los animales nunca se han ido, en el diario correr de nuestras vidas simplemente los ignoramos.
Fuimos los humanos quienes sacamos a los animales de sus hábitat originales que no son otros que donde vivimos actualmente, solo que ahora están sembrados de edificios, calles y gente, mucha gente.
Recuerdo el asombro que me produjo una vez estando sin moverme en medio del tráfico en pleno centro de Washington D.C. y ver un enorme mapache salir de quién sabe dónde y subirse a una pila de basura para mirarme con esa graciosa cara de bandido como preguntándome ¿qué haces tú aquí?
Un gran sentido de culpa nos arropa, la incertidumbre sobre el origen de esta pandemia de COVID-19 y el posible origen debido al tráfico de animales salvajes nos ha puesto a pensar sobre cómo hemos tolerado la destrucción con la naturaleza, abusando de su generosidad.
Por eso algunos le encuentran un sentido filosófico a estos animales que ahora vemos deambulando libremente por lugares que nos parecen insólitos.
Quizás estamos desesperados por ver alguna señal del mundo natural en este momento. Por eso, estas visitas inusuales de animales en nuestras calles y ciudades parecieran cargadas de significado humano.
Estos videos de animales que regresan nos ofrecen otro tipo de consuelo. La crisis de Covid-19 parece una advertencia de la continua crisis climática que luce como imparable, huracanes devastadores, mega sequías, altas temperaturas, los terribles incendios forestales, el rápido deshielo del Ártico.
Puede que nos sintamos indefensos sobre el destino de nuestro planeta. Como ha sugerido el escritor y ambientalista Bill McKibben, para estimularnos necesitamos señales de recuperación, de renovación, de resurgimiento.
Por eso en el Sierra Club queremos dar señales positivas, que en este mundo que está cambiando hay esperanza; Tenemos a re-aprender a convivir con él, unidos podemos cambiarlo y lo vamos a hacer con la ayuda de todos ustedes.