Adaptado al español por Isa Traverso del artículo original de Michael Brune para el Sierra Club.
Según el reportero de Gizmodo, Brian Kahn, “la noción de que el gas natural es un puente hacia un futuro renovable fue escrita por primera vez en 1979 por el ambientalista Barry Commoner en su libro The Politics of Energy. Lo llamó un "puente entre el presente, la realidad insatisfactoria y el futuro que anhelamos, aún abstracto".
Más de 40 años después, todavía se puede escuchar a políticos y cabilderos (lobistas) de la industria hablar sobre ese supuesto puente. Pero cuando escuchamos a las personas que sufren con los impactos de la industria del gas, está claro que los combustibles sucios nunca serán un puente hacia el "futuro anhelado" que merecen.
La nueva campaña Regenerate California es un proyecto conjunto del Sierra Club, la Alianza de Justicia Ambiental de California y sus grupos, incluidas las Comunidades para un Mejor Medio Ambiente, el Centro de Acción Comunitaria y Justicia Ambiental y la Alianza de la Costa Central Unida para una Economía Sostenible. Se centra en las experiencias y aspiraciones de aquellos cuyos hogares, escuelas e iglesias están cercanos a la infraestructura de gases naturales. Nuestra visión para el futuro incluye aire limpio para todas las comunidades, especialmente aquellas que han tenido que inhalar las toxinas de la industria de combustibles fósiles durante demasiado tiempo. Incluye una economía más democrática, donde el poder y la prosperidad se distribuyen de manera más equitativa; buenos empleos locales en industrias verdes; y seguridad contra el caos climático.
El gas natural no puede llevarnos a ese futuro. Las plantas de energía de gas hacen que el aire sea peligroso para respirar. Emiten contaminantes relacionados con una miríada de problemas de salud, desde ataques de asma hasta cáncer. Además, liberan desproporcionadamente estas toxinas en comunidades de bajos ingresos y comunidades de color, donde las cargas de contaminación ya son altas. Aquí en California, por ejemplo, la mitad de las centrales eléctricas de gas están ubicadas en comunidades desfavorecidas.
El gas natural tampoco nos ayudará a escapar del calentamiento global como han afirmado sus patrocinadores. No emite tanto dióxido de carbono como el carbón. Pero emite tanto metano, un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el CO2, que cualquier beneficio para el clima termina no valiendo nada. Mientras quemamos gas natural, todavía estamos en camino de sufrir impactos catastróficos por el cambio climático. Ya hemos visto cómo esos impactos recaen más en los californianos que son de bajos ingresos, como ancianos, discapacitados o inmigrantes.
Además, el gas natural no nos ayudará a una economía más justa o más inclusiva. Construir nuevas plantas de gas natural, o extender la vida de las plantas existentes, no es más que bienestar corporativo para la industria de combustibles fósiles y las empresas ricas. Según el Instituto Rocky Mountain, las carteras de energía renovable ya son más baratas que el 90% de los proyectos de gas actualmente propuestos en los EE.UU., y se prevé que sean aún más baratas cada año. Mantener el gas natural simplemente aumenta los costos para las familias y mantiene ricos a los mismos pocos ejecutivos.
En lugar del bienestar corporativo, necesitamos inversiones en energía renovable, un apoyo significativo y tangible para los trabajadores que salen de la industria de los combustibles fósiles, y beneficios para las comunidades que sufren la peor parte de la economía de la energía sucia.
Ese es el puente que nos llevará de nuestra "realidad actual e insatisfactoria" al futuro que los californianos merecen, no el gas natural. El Sierra Club se enorgullece de unirse a nuestros socios de justicia ambiental para comenzar a construir ese puente.