Ya nadie está a salvo. La crisis climática se ha vuelto impredecible. Las altísimas temperaturas alcanzadas en extensas partes del planeta contrastan con las inundaciones, la ferocidad de los huracanes, incendios, sequías y las consecuencias políticas, sociales y económicas que todo esto conlleva.
Mientras se hacen esfuerzos y se intentan poner en marcha planes para detener o al menos desacelerar esta crisis, un senador estadounidense de Virginia Occidental, llamado Joe Manchin, tal como hizo Nerón, toca su lira mientras el mundo se incendia.
Todos ustedes se preguntarán: ¿y qué tiene que ver este senador con el cambio climático? Pues es muy sencillo, que Joe Manchin se ha convertido en la piedra de tranca de todos los esfuerzos del gobierno de Joe Biden por revertir la situación, bloqueando, uno por uno, los planes para reducir las emisiones de carbono, siendo los Estados Unidos el segundo país del mundo emisor de dióxido de carbono.
Lo que hace Manchin afecta al mundo entero, como bien lo afirma Ramón Cruz, presidente del Sierra Club, nuestra organización, la más grande de Estados Unidos, al ser entrevistado por el diario argentino La Nación, cuando dice: “[...] la semana pasada terminó de sepultar el plan del presidente Joe Biden para combatir el cambio climático, justo cuando medio planeta arde de calor en el verano boreal”.
La llegada de Biden a la Casa Blanca había reciclado las esperanzas de que Estados Unidos renovara sus esfuerzos para proteger el medio ambiente y preservar el planeta. Biden reincorporó al país al Acuerdo Climático de París y envió al Congreso un ambicioso plan para reducir las emisiones, pero, luego de meses de negociaciones, Manchin le bajó el pulgar y fulminó ese anhelo. El resultado: los Estados Unidos quedó más lejos de alcanzar la neutralidad de carbono.
“Una persona tiene el poder de parar las aspiraciones y las oportunidades de toda una generación y anteponer sus intereses personales y los de las corporaciones de combustibles fósiles en lugar de las comunidades más vulnerables”, sintetizó a La Nación Ramón Cruz.
Biden presentó un plan para reducir las emisiones de carbono en 2030 a la mitad del nivel que tenían en 2005, una meta ambiciosa que apuntaba a un objetivo final: llegar a 2050 con una economía neutra en emisiones de carbono. La Casa Blanca avanzó por dos vías: reconstruyó el andamiaje regulatorio de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, según sus siglas en inglés), que Trump había desarmado, y mandó un paquete de ley al Congreso. Pero la Corte Suprema limitó la autoridad de la EPA, y el plan de Biden zozobró en el Congreso.
El Sierra Club ha dejado muy clara su posición sobre la postura de Manchin: A él le importan más las ganancias de las compañías contaminantes que la salud y el bienestar del pueblo estadounidense.
Manchin, quien tiene profundos lazos con la industria del carbón en Virginia Occidental, el segundo productor del país, primero, forzó una reducción del paquete original a unos 300 millones de dólares, y después, cuando parecía que estaba a punto de salir, se negó a aprobarlo. El legislador se mostró preocupado por el impacto inflacionario del plan.
El Senador Manchin se ha negado a apoyar un proyecto de ley de reconciliación del Senado que contiene nuevos gastos para el cambio climático, un proyecto de ley que habría devuelto dinero a los bolsillos de los trabajadores afectados por desastres provocados por el clima y apoyado a las comunidades más afectadas por la devastación de la contaminación y el cambio climático.
No aprobar estas inversiones podría impedirnos alcanzar el objetivo del presidente Biden de reducir las emisiones de carbono a la mitad para 2030, y cruzar peligrosamente la línea del punto de ‘no retorno’ de 1.5º C de temperatura sobre el que tanto nos advirtieron los científicos.
Pero no vamos a dar marcha atrás en esta lucha. Si Manchin corta un camino, el Sierra Club duplicará sus esfuerzos para proteger a nuestras comunidades de la crisis climática, luchar contra los intereses de los combustibles fósiles, apoyar los trabajos “limpios” que sustentan a las familias y lograr nuestra transición a una economía limpia.