Adaptado al español por Gretchen Fournier del artículo original de Somini Sengupta publicado en The New York Times.
Tal vez porque soy hija de inmigrantes me estremezco ante las preguntas sobre la esperanza climática. También me estremezco ante la exageración de que el planeta está a punto de volverse inhabitable.
Soy una persona práctica. Entonces, la pregunta urgente para mi es: ¿qué se puede hacer para frenar el cambio climático? Dime que es posible. Dime qué se interpone en el camino.
Eso es lo que encuentro más valioso en el nuevo informe de esta semana del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático. Nos dice que el mundo ya tiene muchas de las herramientas necesarias para alejarse de los combustibles fósiles y frenar el cambio climático rápidamente. Simplemente no se está haciendo.
Este panel, convocado por las Naciones Unidas, está compuesto por 278 expertos de todo el mundo, en representación de diversas disciplinas: meteorología, economía, ciencias políticas y otras. Llama la atención el contraste entre lo que los autores dicen que es posible para alejarse de los combustibles fósiles en este momento y lo que exige la industria de los combustibles fósiles en medio de la guerra de Rusia en Ucrania: la producción y venta de más petróleo, más gas, más carbón.
Estos son los puntos clave del informe:
La tecnología (en su mayoría) existe
El panel deja una cosa muy clara: sabemos cómo alejarnos de los combustibles fósiles para la electricidad y el transporte, dos grandes categorías de actividad humana que se encuentran entre las mayores fuentes de emisiones. Todo eso se puede lograr pero requiere cambios de política e inversiones públicas.
Hay muchas acciones que podemos tomar de inmediato mientras desarrollamos soluciones para algunos de los problemas más difíciles.
La agricultura ecológica, que produce alrededor del 22 por ciento de las emisiones, también es difícil. Pero hay algunas maneras simples: dejar de talar bosques para cultivar alimentos y dejar de tirar tanta comida. Estas son políticas corporativas y gubernamentales que nos impactan a diario. Por ejemplo, ¿tus supermercados locales donan alimentos que expiran pronto o simplemente los tiran?, ¿tu gobierno municipal facilita el compostaje?
Las energías renovables crecen y se abaratan
La tecnología de energía limpia ha avanzado mucho más rápido de lo esperado y se ha vuelto mucho más barata, más rápido de lo esperado. (El precio de las turbinas eólicas se ha reducido en más de la mitad, desde 2010).
Un estudio, publicado la semana pasada por un grupo independiente de expertos llamado Ember, encontró que las fuentes de energía renovable, principalmente nuclear e hidroeléctrica, pero también eólica y solar, produjeron el 38 por ciento de la electricidad que el mundo utilizó en 2021.
Europa está liderando el camino. Y la invasión rusa está impulsando a muchos legisladores europeos a pedir que se acelere la instalación de energías renovables.
Muchos países, incluido Estados Unidos, todavía queman carbón para producir electricidad. Pero en todo el mundo, los planes para expandir las plantas de carbón se han reducido. Eso se debe en gran parte a que, según el I.P.C.C., tiene más sentido económico en algunos casos construir infraestructura de energía renovable que plantas de carbón. De hecho, tenemos una mejor oportunidad que hace unos años para frenar el cambio climático. Las emisiones de los combustibles fósiles crecieron más lentamente en la década de 2010 que en la década de 2000.
Eso es importante tenerlo en cuenta. Cuando se firmó el acuerdo de París en 2015, la temperatura global promedio estaba en camino de subir 4 grados Celsius, o 7,2 grados Fahrenheit, para fines de este siglo. Si todos los países cumplen con sus promesas actuales de reducción de emisiones, el mundo estaría en camino de calentarse alrededor de 2,7 grados Celsius. ¿Es eso suficiente para evitar algunas consecuencias climáticas realmente aterradoras, incluidas las malas cosechas y la inundación de las ciudades costeras? No, pero es un paso hacia adelante.
Deshacerse de los combustibles fósiles es costoso, pero quedarse con ellos lo será aún más.
Cambiar la economía global del carbón a las energías renovables no sucederá espontáneamente. Se necesitan subsidios gubernamentales para promover las energías renovables en lugar de promover los combustibles fósiles, como es el caso actualmente. Los gobiernos y las empresas necesitarían invertir de tres a seis veces los $600 mil millones que actualmente gastan anualmente en la promoción de energía renovable y la reducción de emisiones.
Si no lo hacen probablemente será más costoso. Las proyecciones del panel dicen que los países serán más pobres si no toman medidas para cambiar a fuentes de energía renovable, y esa estimación ni siquiera cuenta los beneficios económicos de mejorar la salud pública y reducir los desastres climáticos extremos.
En el Sierra Club llevamos años hablando de la necesidad de un cambio extremo en las costumbres y políticas energéticas utilizadas a través del mundo. Apoyamos los proyectos de energía renovable, transporte público limpio y todo lo que nos acerque a mejorar nuestro medio ambiente.