Una bola, casi perfecta, de plasma caliente es la fuente de energía más importante para la vida en la Tierra. Para los Mayas es Kin, los Taínos lo denominaron Kachi, en la antigua Grecia era el dios Helios y para los que vivimos en la era moderna es, simplemente, el sol. Reconocido, venerado, admirado, fuente no solo de energía sino de inspiración; sobre el sol se han escrito canciones y poemas, se han filmado películas, pintado cuadros y tomado miles de fotos. Para nosotros es la estrella más brillante, la más importante y en tiempos modernos la más disputada.
Porque el sol, a pesar de estar a 150 millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta, y no pertenecerle ni rendirle cuentas a nadie, se ha convertido en una fuente de discordia entre los que buscan encaminar al mundo hacia la energía renovable y los que desean dejarnos anclados y a merced de los combustibles fósiles. Para los últimos el sol es el enemigo público #1.
Tomemos el caso de Puerto Rico, donde el sol brilla la mayor parte del año de una manera formidable pero más del 90% de la energía que se genera en la isla proviene de combustibles fósiles. Esta situación era aceptada en su mayoría sin ningún tipo de resistencia, hasta el 2017, año en que el huracán María azotó a la llamada Isla del Encanto. Cuatro años después de que aquel huracán nos sometiera a una crisis energética por un año, la isla sigue siendo vulnerable, no solo a eventos climáticos si no a devastadores recortes de energía. Catástrofes como ésta no deberían ser un pilar del futuro energético del pueblo puertorriqueño, los habitantes de la Isla tenemos derecho a prescindir de energías obsoletas como el carbón, el petróleo y el gas importados y unas líneas de transmisión muy vulnerables.
Hoy, la isla está preparada para una revolución energética y se está luchando por un sistema de energía limpio y resistente pero hay cosas, o más bien empresas, que se interponen en el camino de esta revolución energética una de ellas es LUMA.
El pasado 1º de junio un consorcio estadounidense-canadiense conocido como LUMA, recibió un contrato de $125 millones al año para suministrar y distribuir energía en Puerto Rico utilizando petróleo, carbón y gas. Una de las cláusulas más alarmantes de su contrato declara que si una tormenta catastrófica azotara la isla, el consorcio puede alejarse de cualquier obligación de proporcionar el servicio de energía. Este es el último ejemplo de corporaciones privadas defendiendo un legado colonial que antepone las ganancias económicas sobre las vidas humanas.
Se han reservado casi $10 mil millones de fondos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) para reparar la red eléctrica de Puerto Rico y LUMA y otras empresas con presencia en el país quieren utilizar algunos de esos fondos para construir más infraestructura de gas proveniente del fracking. Esa medida desviaría a Puerto Rico hacia un camino de emisiones de carbono, daño al medio ambiente y la salud de las personas, y una vulnerabilidad constante frente a los impactos de desastres climáticos.
Hacer el cambio a energía solar no debería ser ni un cuestionamiento para los puertorriqueños: los beneficios, unos cuantos enumerados más adelante, sobrepasan las desventajas. Veamos qué podríamos ganar los puertorriqueños si optamos por la energía renovable: La Isla se haría más resistente a los desastres climáticos porque una red solar distribuida en techos o azoteas no sería tan vulnerable como el sistema actual de líneas eléctricas. Los resultados de salud pública mejorarían ya que la contaminación debido a la quema de petróleo, carbón y gas se ha vinculado con el cáncer y enfermedades respiratorias y cardíacas. Por último hacer esta transición nos brindaría poder económico, con energía solar distribuida en los techos los puertorriqueños podemos convertirnos en productores de energía en lugar de consumidores y así no depender de servicios prestados por empresas cuyo único fin es el lucro. Éstas son solo tres de las ventajas entre muchas otras.
Por el momento solo el 3% de nuestra energía es renovable. Y digo por el momento porque aún con LUMA y otras corporaciones obstruyendo el paso, los puertorriqueños van entendiendo quién es su verdadero aliado. Por ahí viene el sol y no hay quien lo detenga.
El Sierra Club se une a la lucha de todo país en su deseo y derecho de hacer el cambio a energías renovables. El mundo y las generaciones futuras necesitan que tomemos otra dirección, el lucro corporativo no puede seguir gobernando las decisiones humanas.
ENGLISH TRANSLATION
An almost perfect ball of hot plasma is the most important source of energy for life on Earth. For the Maya it is Kin, the Taínos called it Kachi, in ancient Greece it was the god Helios and for those of us who live in the modern era it is simply the sun. Recognized, revered, admired, a source not only of energy but of inspiration; songs and poems have been written about the sun, movies have been filmed, pictures painted and thousands of photos taken. It is the brightest star, the most important and in modern times the most disputed.
Because the sun, despite being 150 million KM away from our planet, and not belonging to or accountable to anyone, has become a source of discord between those who seek to transition the world towards renewable energy and those who wish to leave us anchored and at the mercy of fossil fuels. For the latter, the sun is public enemy # 1.
Take the case of Puerto Rico, where the sun shines most of the year in a formidable way but more than 90% of the energy generated on the island comes from fossil fuels. This situation was accepted for the most part without any type of resistance, until 2017, the year in which María struck the so-called Isla del Encanto. Four years after the hurricane subjected us to an energy crisis for a year, the island remains vulnerable, not only to weather events but also to devastating power cuts. Disasters like this should not be a pillar of the energy future of the Puerto Rican people, the inhabitants of the Island have the right to do without obsolete energy such as imported coal, oil and fractured gas and vulnerable transmission lines.
Today, the island is prepared for an energy revolution and it is fighting for a clean and resistant energy system but there are things, or rather companies, that stand in the way of this energy revolution, one of them is LUMA.
On June 1, a US-Canadian consortium known as LUMA, received a contract for $ 125 million a year to supply and distribute energy in Puerto Rico using oil, coal and fractured gas. One of the most alarming clauses of its contract states that if a catastrophic storm hits the island, the consortium can move away from any obligation to provide energy service to the island. This is the latest example of private corporations defending a colonial legacy that puts it first. economic gains on human lives.
Almost $ 10 billion in funds from the Federal Emergency Management Agency (FEMA) have been set aside to repair Puerto Rico's electrical grid, and LUMA and other companies with a presence in the country want to use some of those funds to build more fractured gas infrastructure. This measure would divert Puerto Rico onto a path of carbon emissions, damage to the environment and people's health, and a constant vulnerability to the impacts of climatic disasters.
Transitioning to solar power shouldn't be a question for Puerto Ricans; the benefits, a few listed below, outweigh the disadvantages. Let's see what Puerto Ricans could gain if we opted for renewable energy: The Island would become more resistant to weather disasters because a solar grid distributed on rooftops or rooftops would not be as vulnerable as the current system of power lines. Public health outcomes would improve as pollution from burning oil, coal and gas has been linked to cancer and respiratory and heart disease. And finally, making this transition would give us economic power, with solar energy distributed on the roofs, Puerto Ricans can become energy producers instead of consumers and thus not depend on services provided by companies whose sole purpose is profit. These are just three of the advantages among many others.
At the moment only 3% of our energy is renewable and I say for the moment because even with LUMA and other corporations blocking the way, Puerto Ricans are understanding who their true ally is. That is where the sun comes and there is no one to stop it.
The Sierra Club joins the fight of every country in its desire and right to transition to renewable energy. The world and future generations need us to change direction, corporate profit cannot continue to govern human decisions.