Tras la pandemia, Moñeka de Oro lanzó un programa para distribuir productos cultivados en su isla, promoviendo el use de alimentos para fomentar la identidad cultural en Guam.
Una mañana en julio del verano pasado, Moñeka De Oro se despertó con la noticia de que ya no podía ir a pescar con arpón en su caladero favorito. Sin siquiera una audiencia pública, el área se había convertido en un campo de tiro. El ejército estadounidense, que opera dos bases importantes en Guam, posee casi un tercio de la isla, incluidas algunas de las mejores tierras agrícolas y los caladeros de pesca más productivos.
De Oro ha visto durante mucho tiempo a los militares adueñarse de las tierras importantes para su cultura. Ella es Chamorra, un grupo étnico indígena de la pequeña isla del Pacífico. Los Chamorros componen casi el 40 por ciento de los ciudadanos de Guam, pero gran parte de su identidad cultural ha sido despojada por siglos de colonización.
A diferencia de muchos de sus compañeros, De Oro creció en un hogar de habla Chamorra. Su padre, un ávido horticultor, le enseñó a cuidar la tierra, mientras que su abuela le enseñó la medicina tradicional Chamorra. Cuando era más joven, fue aprendiz de curanderos locales, pasando sus días buscando hierbas y estudiando los beneficios para la salud de los cocos.
En 2005, el ejército estadounidense anunció planes para expandir las operaciones en Guam y reubicar a miles de marines desde Okinawa en Japón. De Oro comenzó a protestar en 2009, en respuesta a un borrador de declaración de impacto ambiental de 11.000 páginas. Ella y otros activistas reunieron más de 10.000 comentarios de residentes preocupados por la destrucción de tesoros culturales y ecológicos. Se las arreglaron para retrasar el desarrollo en un sitio histórico.
De Oro continuó organizándose contra los militares, pero sus vecinos no siempre fueron receptivos a su mensaje. Aunque los residentes de Guam no pueden votar en las elecciones presidenciales, muchas familias son intensamente patriotas. La tasa de alistamiento de Guam es más alta que la de cualquier estado de los Estados Unidos. Además, Guam tiene una alta tasa de pobreza y mucha gente depende de la ayuda de los Estados Unidos.
Para abordar estos problemas, De Oro comenzó a trabajar en la mejora de la soberanía alimentaria, un esfuerzo que se aceleró después de la pandemia.
Casi el 90 por ciento de los alimentos de Guam son importados, por lo que a los residentes les preocupaba que las cadenas de suministro se interrumpieran. En respuesta, De Oro se asoció con algunas organizaciones para ayudar a comprar y distribuir productos de los agricultores locales. Muchos isleños se dedicaron a la horticultura pero no pudieron encontrar recursos específicos de Guam por internet. Entonces De Oro ayudó a crear una serie en línea (online) con guías para plantar y buscar alimento. También ayudó a armar un libro de cocina a base de plantas que incluye versiones más saludables de recetas tradicionales de Chamorras, por ejemplo, una versión vegana del tinaktak (un plato de carne con coco). El libro se agotó en semanas. Una de las contribuciones de De Oro fue "Niyok 101", una guía para principiantes sobre el uso del niyok, o coco, para todo, desde medicinas hasta dulces.
Ubicada en el Pacífico occidental, Guam es especialmente vulnerable al cambio climático, pero sus ciudadanos rara vez están representados en los debates internacionales sobre el clima. De Oro espera cambiar eso. "Nunca he conocido a alguien que niegue el cambio climático en Guam", dice. "Lo reconocemos porque lo vivimos en persona de cerca. Somos parte de un movimiento en crecimiento y merecemos ser escuchados".
Para el Sierra Club, reconocer la labor de individuos como Moñeka De Oro, más que un deber es un placer enorme. Personas como ella son las que poco a poco van cambiando para bien sus comunidades y es así como llegamos a cambiar leyes, prácticas y nuestros propios hábitos dañinos.