Adaptado al español por Isa Traverso del artículo original escrito por Elizabeth Watson Chaney.
Comenzó como una tarea de investigación para la clase de ciencias ambientales AP de Ugo Angeletti durante su último año de secundaria. El tema: el desperdicio de alimentos.
Para su proyecto, Angeletti decidió analizar el contenido de la basura de sus vecinos. Fue de puerta en puerta en su vecindario de South Miami, preguntando a los residentes si separarían los restos de comida de la basura habitual. Luego recogió y pesó los dos montones de cada hogar. Se sorprendió al descubrir que, en promedio, el desperdicio de alimentos constituía el 40 por ciento de la basura de sus vecinos.
"Esto definitivamente me frustró", dice Angeletti, especialmente a la luz de lo que había aprendido en clase: los vertederos son la tercera fuente más grande de emisiones de metano por parte de los humanos en los Estados Unidos, principalmente debido a la materia orgánica en descomposición. Había crecido en un hogar que se preocupaba por el medio ambiente y su familia siempre ha hecho compost con los restos de comida en un contenedor en el patio trasero, por lo que se sorprendió al saber que muchos de sus vecinos ni siquiera habían oído hablar del compostaje.
Angeletti decidió abordar este problema. A los vecinos interesados les proporcionó cubetas de recolección para los desperdicios de comida, junto con algunas instrucciones sencillas, y se ofreció a recoger las cubetas y hacer el compostaje él mismo.
Sus tres hermanas menores estaban ansiosas por ayudar, y en la primavera del 2017, los cuatro comenzaron un servicio de recolección semanal para alrededor de 50 hogares, montando sus bicicletas de casa en casa todos los sábados y vaciando los restos de comida en carretillas que llevaban detrás de las bicis.
Después de tres meses, Angeletti convirtió el programa en una organización sin fines de lucro llamada Back2earth. Más personas se inscribieron a medida que se corrió la voz del servicio, y pronto los hermanos tuvieron más solicitudes de las que podían manejar. Reclutaron voluntarios y gradualmente establecieron lugares de recogida donde los residentes podían dejar sus sobras.
A finales del 2019, tenían 5 de esos lugares, sirviendo hasta 400 hogares cada uno. La operación había superado el patio trasero de la familia, y ahora estaban compostando todos los desperdicios de comida en una pequeña parcela de tierra donada por un partidario. A partir de entonces comenzaron a regalar el abono a sus vecinos.
En noviembre pasado, Angeletti y sus hermanas empezaron conversaciones con el alcalde de South Miami y otros funcionarios locales sobre la posibilidad de asociarse para hacer que el compostaje estuviese más disponible en la ciudad (un plan temporalmente suspendido por la pandemia). Angeletti, que ahora está en el tercer año de la universidad, estima que desde su inicio Back2earth ha desviado 40,000 libras de desperdicios de alimentos de los vertederos y ha producido más de 9,500 libras de abono, evitando que 70,000 libras de gases de efecto invernadero escapen a la atmósfera.
"Esta experiencia nos ha demostrado que las personas están dispuestas a cambiar su forma de vida si se les dan las herramientas adecuadas", dice. "Me ha dado un hambre inextinguible de abrir los ojos a los demás".
Para el Sierra Club, contar con la inspiración y dedicación de jóvenes como los hermanos Angeletti es una confirmación de que todos podemos hacer algo por el planeta y mejorar la vida de sus habitantes.