Escrito por Isa Traverso para el Sierra Club
El estado Falcón en Venezuela es conocido primordialmente por sus playas y reservas naturales, así como por el hermosísimo Parque Nacional Morrocoy. A principios del mes de agosto, una nube negra cayó sobre sus costas.
Pero no vino del cielo. Pareciera que el derrame de más de 25.000 barriles de petróleo y el poder del oro negro es más pesado que la protección de las zonas pesqueras, la flora y la fauna de la región, cosa que además perjudica gravemente a los habitantes del área. Afecta el turismo, el agua que beben, los frutos de mar que consumen que estarían impregnados del hidrocarburo y por ende, la salud de miles de personas.
El diario El País recuerda que en 1996 una mortandad masiva acabó con 90% de los corales de Morrocoy y aún no sabemos las causas del fenómeno. Quedaron solo nueve de las 26 especies de corales que se habían catalogado en la zona. Y ahora Morrocoy sufre esto...
Eduardo Klein, investigador marino y coordinador del Centro de Biodiversidad Marina de la Universidad Simón Bolívar confirmó a BBC Mundo, "El mundo está preocupado por el (derrame) de isla Mauricio pero en Venezuela hay uno el doble de grande”. La isla Mauricio está en la mitad del océano Índico, a diez mil millas de distancia de los Estados Unidos.
“Esa mancha no estaba ahí cuando revisamos las imágenes del 19 de julio, así que el derramamiento debió producirse sobre esos días", dijo Klein, sospechando que el petróleo fluía desde la refinería El Palito y no se contuvo a tiempo. El Palito, que pertenece a PDVSA (Petróleos de Venezuela), ha tenido un parón productivo y problemas de mantenimiento los últimos años. “Otra imagen del 20 de agosto. Clara evidencia de que la refinería #elpalito sigue chorreando y no hay ningún tipo de estructura de control del derrame en el mar”, escribió Klein en su cuenta de Twitter @diodon321.
En el 2018, Bloomberg.com reportó que los trabajadores y contratistas de servicios que se especializan en limpiar derrames con camiones equipados con aspiradoras gigantes, se han ido a la quiebra porque PDVSA no les paga. A su vez reiteró que PDVSA no hace públicos los datos de derrames desde 2016 y para ese momento, los incidentes se habían cuadruplicado desde 1999. Menos de dos años más tarde, vuelve a suceder una irresponsabilidad en las aguas venezolanas.
Una especialista de la Sociedad Venezolana de Ecología (SVE) comentó a Reuters que los daños ambientales de este último derrame requerirían de al menos 50 años para subsanar, debido a que afectó ecosistemas muy frágiles como el de los arrecifes de coral. Asimismo, piden ayuda para estimar la magnitud del derrame invitando a las personas que tengan acceso digital a enviar sus fotos y coordenadas de las costas de Falcón y Carabobo.
Algunas playas de la zona donde ha llegado el hidrocarburo son el hogar de moluscos que mueren al entrar en contacto con el petróleo. La extracción de algunos moluscos es un principal medio de sustento para habitantes de la zona, comentó la bióloga Julia Alvarez. La diversidad en ecosistemas tropicales como manglares, arrecifes coralinos y pastos marinos, son de alta fragilidad ambiental, explicó Deborah Bigio, directora ejecutiva de la Fundación Venezolana para la Defensa de la Naturaleza (FUDENA), organización dedicada a la conservación de la naturaleza desde 1975.
Una fuente anónima de PDVSA, confirmó a Reuters que el derrame proviene de un barco, mientras que un informe técnico de la SVE y la Universidad Simón Bolívar añadió que la mancha tenía una longitud de unos 5,6 kilómetros y un ancho de 1,5 kilómetros, por lo que se calcula que el derrame fue de unos 26.700 barriles.
La magnitud e impacto de esta tragedia está por verse, pero deberíamos estar encaminados a resolver la devastación, fatal para manglares, arrecifes y todas las especies del mar.
Es crucial que las entidades protectoras del medio ambiente actúen y llamen a la concientización de las industrias petroleras como lo hacemos en el Sierra Club para que tomen las precauciones necesarias a la hora de transportar petróleo y sustancias químicas en nuestros mares. Venezuela ha sufrido un derrame político y ecológico, tan sólo a 2.800 millas de los Estados Unidos y una sin poder hacer nada.