La Resistencia sigue firme
“Amo a los hispanos”, mintió un mal día Donald Trump como celebración del Cinco de Mayo. Hay amores que matan, porque la comunidad hispana ha sufrido lo indecible durante este primer año de Trump en el poder.
El caos de la presidencia de Trump se puede resumir en la frase más famosa que ha usado en estos 12 meses, “shithole countries”, o “países de mierda”, en referencia a El Salvador, Haití y todo el continente africano durante una reunión bipartidista sobre la política migratoria. El embajador salvadoreño, Hugo Martínez, lamentó que Trump ofendiera “la dignidad de El Salvador y de otros países”, rechazando “enérgicamente”, al igual que el resto del mundo civilizado, este tipo de expresiones.
Irónico que Trump sea tan meticuloso al elegir los países de los que deben provenir los inmigrantes. Su propia madre emigró a Estados Unidos escapando de la extrema pobreza de un miserable rincón de Escocia.
La intransigencia de Trump causó el cierre del gobierno federal. Y hasta la fecha, sigue condicionando la renovación del DREAM Act y el futuro de 800.000 jóvenes inmigrantes (los “soñadores”) a que el Congreso acceda a entregar $25.000 millones para construir su muro fronterizo, un monumento a la xenofobia y el racismo que causaría daños irreparables a las comunidades y la vida silvestre fronterizas. ¿Recuerdan cuando Trump prometió repetidamente que México iba a pagar el muro?
Irreparable también sería el daño humano y económico si Trump cumple su amenaza de deportar a 200.000 salvadoreños acogidos al Estatus de Protección Temporal que les ha permitido vivir en Estados Unidos desde 2001 después que terremotos devastaran su país y su economía.
Y hablando de catástrofes, Trump dijo en su discurso del Estado de la Unión que su gobierno seguiría asistiendo a las comunidades asoladas por los desastres naturales ocurridos en 2017. Increíblemente, horas antes, su Agencia Federal de Gestión de Emergencias anunció que dejará de proveer ayuda a Puerto Rico, pese a que el 35% de los residentes sigue sin fluido eléctrico y decenas de miles carecen de acceso a agua potable, más de cuatro meses tras la devastación sembrada por los huracanes María e Irma. Por fortuna, un día más tarde FEMA se arrepintió de su decisión.
En esta atmósfera xenófoba y racista que respira la comunidad hispana, no es de extrañar que tema por su seguridad física. Una reciente encuesta nacional de Latino Decisions reveló que el 64% de los hispanos se ha sentido maltratado o abusado por las autoridades. El 57% se siente menos seguro tras el triunfo de Trump y un 72% cree que tras la elección los blancos se comportan de manera más discriminatoria y furiosa contra ellos.
Los hispanos, y el resto del país, también tienen que sentir su salud amenazada tras el peor asalto contra las salvaguardas ambientales en la historia del país. La Agencia de Protección Ambiental y Departamento del Interior de Trump son los autores, entre otros, de los siguientes desmanes:
—El debilitamiento de los estándares de limpieza del aire y el agua.
—La apertura de prácticamente la totalidad de las costas del país a las explotaciones petroleras.
—Permitir la construcción del Oleoducto Keystone XL.
—La reducción de monumentos nacionales y el abusivo encarecimiento del acceso a los parques nacionales, que hará imposible a millones de hispanos visitar estos magníficos parajes.
No es ninguna sorpresa que Trump tenga los peores índices de popularidad en el primer año de cualquier presidente. El país apoya abrumadoramente una política migratoria humana y justa, incluyendo acceso a la ciudadanía para los “soñadores”; construir puentes y no muros con el resto del mundo; no dar la espalda a Puerto Rico tras la peor catástrofe de su historia, y sobre todo, tratar a todos los habitantes de este país con dignidad y decencia, algo que echamos dolorosamente de menos.