"Exxon lo Sabía"
Por Javier Sierra
Dice el refrán que antes se pilla a un mentiroso que a un cojo. Sin embargo, las mentiras y engaños de negacionismo climático han tardado décadas en salir a la luz pública.
Hace solo unos días, un exhaustivo informe del Instituto de Energía y Política reveló que las compañías eléctricas conocen desde la década de 1960 los riesgos de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y el uso del carbón como combustible energético.
En los 70, el Instituto de Investigación sobre Energía Eléctrica, financiado por esas compañías, testificó ante el Congreso que las investigaciones de la propia industria apuntaban a que “la quema de combustibles fósiles sería esencialmente inaceptable, una importante justificación para expandir la opción (...) solar”. Y para 1988, el mismo instituto declaró que, “Hay un creciente acuerdo en la comunidad científica de que el efecto invernadero es real”.
Frustrantemente, pese a décadas de conocimientos sobre la mayor lacra que confronta hoy la humanidad, esta industria lanzó una campaña nacional para negar la ciencia climática y socavar cualquier esfuerzo nacional o internacional para combatirlo. Varias de estas compañías se unieron al resto de la industria de combustibles fósiles en el exitoso esfuerzo de la renuncia de Estados Unidos al Protocolo Climático de Kyoto en 2001.
Hoy, Southern Company, la tercera mayor eléctrica del país, continúa negando que las emisiones de CO2 sean el principal causante de la crisis climática. Y un importante sector de esta industria financia a grupos negacionistas que se oponen a los límites de emisiones de CO2 de las plantas de combustión de carbón.
Esta historia de sabotaje planetario es prácticamente un calco del comportamiento de la industria de combustibles fósiles en las últimas cuatro décadas. Hace dos años, Inside Climate News reveló que Exxon, la hoy mayor petrolera y gasera del mundo, supo del peligro del cambio climático desde la década de los 70. ¿Qué hizo con este conocimiento clave para el futuro de la humanidad? Ocultarlo. Y en décadas consiguientes invirtió millones de dólares en enturbiar el debate público y desprestigiar a los científicos que llegaron a las mismas conclusiones.
En 2015, la Unión de Científicos Preocupados publicó su exposé “Los Dosieres del Engaño Climático”, en los que detalla que no solo Exxon, sino también Shell, BP, ConocoPhillips, Chevron y el gigante carbonero Peabody Energy sabían desde la década de los 70 sobre las realidades del cambio climático. Aún así, por medio de grupos de cabildeo, invirtieron decenas de millones de dólares en “sembrar dudas y promocionar argumentos contrarios que ellos sabían que eran falsos”.
El combustible que alimenta este sabotaje planetario se llama codicia. La industria de combustibles fósiles ha acumulado niveles estratosféricos de riqueza durante décadas. Además, según un estudio recién publicado en World Development, en 2015, los combustibles fósiles recibieron $5,3 billones (trillions en inglés) en subsidios en todo el mundo. Esto incluye no solo el dinero de los contribuyentes, sino también los costos en muertes debido a la contaminación y su contribución al calentamiento global.
Aún así, el avance de las energías solar, eólica y otras fuentes renovables, y el progreso en la eficacia energética son imparables. La energía limpia y mejores baterías van a ser más competitivas que los combustibles fósiles para 2020. Tras una década de inmenso progreso, la energía renovable se ha disparado en Estados Unidos, abasteciendo ya de electricidad a 25 millones de hogares. Y en Wall Street, un índice de 40 compañías de energía limpia ha crecido este año un 20% en la era de Trump.
Esta revolución limpia es lo que la humanidad necesita para lavarse de décadas de engaños y mentiras por parte de la industria de energía sucia.