Las peleas con ese poderoso caballero llamado Don Dinero son agotadoras. Y si no, que se lo pregunten a Luis Jorge Rivera, quien lleva más de 16 años luchando contra la codicia de empresarios y políticos en defensa del patrimonio natural de todos los puertorriqueños.
Pero eso sí, a Luis Jorge le gusta ganar, tanto, que lo ha convertido en un hábito, aunque claro, él tiene muchos amigos.
“La mayor fortaleza que tenemos es la conciencia que tiene la inmensa mayoría de la población de Puerto Rico sobre el valor de proteger su estado natural”, dice Luis Jorge, activista y científico medioambiental.
Quizá su mérito fundamental haya sido haber movilizado, junto con una coalición de dedicados activistas, a toda la isla para preservar el lucero más resplandeciente de la Estrella del Caribe, el Corredor Ecológico del Noreste.
Todo empezó en 1999, cuando cadenas hoteleras como Four Seasons y Marriott International presentaron planes para construir megabalnearios en esta zona prístina de la costa puertorriqueña. Este es el hábitat de más de 50 especies raras o en peligro de extinción y el segundo más importante lugar de anidaje en Estados Unidos de los tinglares, la mayor tortuga marina del mundo.
La pelea estuvo escalonada por una serie de victorias y derrotas, dos pasos adelante, uno atrás. En 2008 él y su Coalición pro Corredor Ecológico del Noreste lograron la designación ejecutiva de los terrenos como reserva natural. Y en 2012, con el abrumador apoyo del pueblo puertorriqueño, Luis Jorge y su banda de valientes lograron su victoria más resonante al conseguir que la Asamblea de la isla aprobara por abrumadora mayoría la protección permanente del Corredor.
Y hace unas semanas, tras 16 años de incansable pelea y cinco administraciones a menudo hostiles, Luis Jorge fue galardonado con el Premio Goldman, considerado como el Nóbel de la ecología. Pero el precio personal de la victoria fue alto.
“Profesionalmente me trataron de intimidar con frecuencia”, recuerda. “Intentaron sobornar a mis dos hermanos. A clientes míos el gobierno les canceló contratos. Los urbanistas publicaron anuncios de prensa a página completa burlándose de mí y mi trabajo”.
Y la pelea continúa. Puerto Rico sufre la peor crisis financiera de su historia reciente. La deuda pública de la isla asciende a $70,000 millones, el gobierno se ve incapaz de cumplir con los pagos de la deuda y los servicios públicos básicos de los puertorriqueños se han reducido drásticamente. ¿Cuánto afecta la crisis a la protección de los terrenos públicos?
“Muchísimo”, responde Luis Jorge. “Una agencia pública, la Compañía de Fomento Industrial, emitió bonos y como garantía colateral usó terrenos públicos, incluyendo el Corredor, lo cual significa que este ente público podría tener que vender los terrenos para cumplir con sus obligaciones financieras”.
Además, el Congreso Federal está considerando el proyecto de ley HR 4900 que establecería medidas de emergencia, como una junta de control fiscal impuesta al pueblo puertorriqueño que tendría poderes plenarios sobre el gobernador y la Asamblea.
La HR 4900 básicamente obedece al mismo concepto antidemocrático que permitió en Michigan que el gobernador Rick Snyder nombrara a un gerente municipal plenipotenciario que aprobó la calamitosa decisión de extraer el agua potable de la ciudad de Flint de un río contaminado.
“Si se aprueba, esta ley de un plumazo eliminaría no solo la que protege el Corredor sino todas las leyes de protección ambiental en Puerto Rico”, advierte Luis Jorge.
El futuro del patrimonio natural de Puerto Rico está en juego. Pero Don Dinero ya sabe con quién se la está jugando.