Por Javier Sierra
Estamos en medio de una epidemia de devastadores derrames petroleros y carboneros. En semanas recientes hemos visto mareas negras en el Río Mississippi, en la costa de Galveston, Texas, y en el Lago Míchigan. Y en cercana competencia hemos presenciado derrames tóxicos de la industria carbonera en el Río Dan, Carolina del Norte, y el Río Elk, Virginia Occidental. Limpiar estas catástrofes va a costar cientos si no miles de millones de dólares.
¡Y luego dicen que la energía sucia es barata!
En cambio, cuando hay un derrame de sol, lo llamamos un día lindo. Y de eso precisamente quería hablarle, de los enormes beneficios económicos y medioambientales que la energía limpia significa para el país en general y nosotros los hispanos en particular.
“Crear toda esta energía que es tan necesaria, sin quemar combustibles fósiles y sin dañar el medio ambiente, es una propuesta ganadora, se mire como se mire”, dice Alfonso Carmona-Jiménez, un electricista de Calexico dedicado a instalar plantas solares y eólicas en el Imperial Valley de California. “Finalmente, estamos obteniendo energía del sol tras contaminar la tierra durante tanto tiempo”.
Trabajadores instalando paneles solares en California (Foto: Sierra Club)
Alfonso y otros miles de trabajadores hispanos se están beneficiando de un boom histórico de la industria de energía limpia en todo el país, pero sobre todo en California. La Gran Recesión castigó con especial dureza esa parte del estado, dejando desempleado a Alfonso y a miles de trabajadores más.
“Y ahora es un gran alivio que no tenga que pedir ayuda del gobierno y que no tenga que preocuparme de dónde va a venir el próximo cheque”, dice orgulloso Alfonso, quien trabaja ahora en un proyecto solar de la San Diego State University.
Alfonso es uno de los beneficiarios de las campañas de capacitación en la industria de energía limpia para trabajadores desempleados organizadas por uniones como la International Brotherhood of Electrical Workers.
“La unión está haciendo algo grande por nosotros”, dice Alfonso. “Nos consigue buenos empleos, nos entrena, nos defiende cuando hay problemas con los patrones, nos consigue beneficios y seguro médico”.
California es el líder nacional, y uno de los líderes mundiales, de la energía solar. Recientemente batió dos récords nacionales en dos días consecutivos. El 7 de marzo generó 3.9 gigavatios (GV) de electricidad y al día siguiente, 4.1 GW, suficiente para abastecer 3 millones de hogares o el 18% de la demanda energética.
En California ya hay casi 1,700 empresas solares que emplean a más de 47,000 trabajadores, miles de ellos hispanos. En 2013 agregó 2.7 GV de electricidad solar, más que cualquier otro estado, y hoy cuenta con 5.6 GW instalados, lo cual, lo convierte en la séptima potencia mundial.
Además esta abundancia limpia no castiga la salud de los californianos, como lo hacen el petróleo y el carbón. Que se lo pregunten a Domingo Reyes, otro electricista que trabaja en proyectos solares, y que al igual que su hijo de 10 años, sufre de asma.
“Aquí en el Imperial Valley tenemos uno de los aires más contaminados de la nación. La contaminación nos empeora el asma. Pero con la energía de viento y solar vamos a ayudar a bajar los niveles de contaminación”, dice Domingo.
Alfonso, por su parte, cuenta con orgullo sobre su primer trabajo instalando una turbina eólica de casi 300 pies de altura: “A mi hijo de seis años le encantó una foto que le enseñé de mí subido en la turbina, yo tan pequeño, y cuando le dije que era yo, respondió asombrado, ‘¿de verdad?’”
La industria de energía sucia vería esa foto verde de envidia.
Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígale en Twitter @javier_SC