Washington, DC — Un enorme tratado comercial entró en vigor hace 20 años, marcando el principio de un legado de efectos muy negativos en las comunidades y el medio ambiente en Estados Unidos, México y Canadá, según un estudio publicado ayer.
El 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, conocido como NAFTA, y casi 20 años más tarde, comunidades en esos tres países siguen sufriendo sus consecuencias.
Entre otras conclusiones, el estudio revela que NAFTA:
- Facilitó la expansión de enormes explotaciones agrícolas para la exportación que dependen grandemente del uso de combustibles fósiles, pesticidas y organismos modificados genéticamente.
- Dio paso al boom de destructivas explotaciones mineras en México.
- Socavó la capacidad de Canadá de regular su industria de arenas bituminosas y encaminó al país a exportar grandes cantidades de combustibles fósiles a Estados Unidos.
- Catalizó el crecimiento económico en la industria y la manufactura de Norteamérica sin las necesarias salvaguardas que evitaran el aumento de la contaminación del aire y el agua.
- Debilitó las existentes salvaguardas medioambientales otorgando a las corporaciones nuevos poderes legales.
“Estos no son desafortunados efectos secundarios, sino los resultados inevitables de un modelo comercial que favorece las ganancias corporativas en detrimento de los intereses comunitarios y medioambientales”, dice el informe, redactado por el Sierra Club, el Sierra Club Canadá, la Red Mexicana de Acción contra el Libre Comercio (RMALC), el Institute for Policy Studies, y el Council of Canadians. “Ya es hora de reconocer que el modelo comercial de NAFTA ha fracasado en comunidades de toda Norteamérica y que está dañando el medio ambiente que a todos nos pertenece”.
Vea el informe aquí.