Adaptado al español por Fabián Capecchi del artículo de Somini Sengupta publicado en el New York Times.
En la India mi abuela cocinó durante muchos años con carbón, luego con gas licuado proveniente del petróleo. De niña en California, viví en un departamento con estufa eléctrica y luego en una casa con conexión de gas. En Londres, durante el verano pasado, me quedé en un departamento con una estufa de inducción que se puso roja en un instante.
Hay que saber más allá de la retórica, qué impacto tienen las estufas de gas, cuyo componente principal es el metano, en nuestra salud y la del planeta, pues se trata de un potente gas de efecto invernadero responsable del calentamiento global.
¿Por qué estamos discutiendo sobre las estufas de gas?
La chispa que encendió la polémica fue por la sugerencia de un miembro de la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor, Richard Trumka, Jr., para considerar nuevas regulaciones sobre las estufas de gas.
En los últimos años, a medida que se han intensificado las preocupaciones climáticas, muchos gobiernos como el de la ciudad de Nueva York, han promulgado leyes que exigen que los edificios nuevos no tengan estufas de gas.
Al menos 21 estados liderados por republicanos han respondido en contra de las posibles prohibiciones del gas de la ciudad, según un recuento del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, un grupo que defiende el medio ambiente. Todo esto en un momento en que la administración Biden está ofreciendo a los consumidores miles de millones de dólares en devoluciones de impuestos para cambiar los enseres domésticos de gas por eléctricos.
Somos un país dividido en lo que respecta al uso de estufas de gas.
La mayoría de los estadounidenses usan estufas eléctricas, y los estados con el mayor uso de estufas de gas son California, Nevada y los del noreste y alrededor de los Grandes Lagos, según las estadísticas. No se trata de una división política.
Pero extrañamente se ha convertido en parte de las guerras culturales de los Estados Unidos.
Los legisladores republicanos afirmaron falsamente que el gobierno de Biden estaba proponiendo retirar las estufas de gas de los hogares de las personas, lo que llevó al presidente de la Comisión, Alexander Hoehn-Saric, a decir que no existía tal plan y que la comisión está solo investigando los “riesgos para la salud”.
¿Cuán graves son los riesgos del gas para la salud?
Un estudio publicado en diciembre reveló que las estufas de gas estaban asociadas con el 12.7 por ciento de los casos de asma infantil en los Estados Unidos.
Las estufas de gas emiten óxidos nitrosos, como el benceno, el etilbenceno y el tolueno y está relacionado con enfermedades respiratorias. Las mismas también emiten metano, incluso cuando están apagadas, y el metano calienta la atmósfera de la Tierra.
¿Cómo se comparan las estufas con otras fuentes de contaminación, como los automóviles?
Cocino en una vieja estufa de gas en una cocina sin ventanas. Puedo oler gas cuando enciendo el horno. A menudo abro la ventana de mi sala para dejar entrar aire fresco, pero eso significa dejar entrar mucha contaminación de la calle. ¿Qué es peor?
Vivir cerca de áreas con tráfico pesado está asociado con tasas más altas de asma. Reducir la contaminación de los automóviles y camiones podría tener efectos muy importantes en la salud de los niños, especialmente los de bajos ingresos, que están desproporcionadamente expuestos a la contaminación del aire.
Entonces, como cuestión de política práctica, ¿ayudaría reducir el tráfico e invertir en transporte público limpio y carriles seguros para bicicletas? Enormemente. Tendría todo tipo de beneficios para la salud, especialmente para los niños de menores recursos de nuestras ciudades.
Deshacerse de las estufas de gas ¿tendría un gran impacto en la crisis climática?
Los edificios representan alrededor del 13 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en los Estados Unidos; el transporte es el doble de esa cuota. Sin embargo, la mayoría de las emisiones de los edificios no provienen de las estufas de gas, provienen de las calderas de gas utilizadas para calefacción y agua caliente.
En los hogares particulares, donde hacer este tipo de cambios es más sencillo, reemplazar tu caldera de gas con calentador eléctrico tendría un impacto mucho mayor en tu huella climática.
El Sierra Club entiende que todos los combustibles fósiles, como el gas que utilizamos en nuestras cocinas o calefacciones, pueden implicar un potencial riesgo para la salud y además, sin darnos cuenta, contribuimos con emisiones que van poco a poco alterando el clima del planeta.