Puerto Rico perdió el 80% de sus plantaciones de café tras el paso del huracán María, y apenas cinco años después, dos huracanes más arruinaron la recuperación de los mismos.
Cuando los agricultores puertorriqueños comenzaron a plantar nuevamente, sabían que los eventos climáticos severos no iban a desaparecer, entonces usaron prácticas más inteligentes.
La difícil situación de los caficultores puertorriqueños presenta un obstáculo que enfrentan todos los agricultores de los EE. UU.: cómo mantener la producción cuando cada año trae más eventos climáticos extremos. Además de pedir más ayuda federal, también están ajustando sus métodos de cultivo para mantenerse a la vanguardia, lo que incluye hacer que las operaciones sean más sostenibles.
Tierras de cultivo resilientes
Puerto Rico no cultiva tanto café como los principales productores del mundo, entre ellos Brasil y Vietnam, pero el cultivo del mismo es una parte clave de la cultura y la economía local de la isla.
Los productores de la isla esperan convertirse en actores importantes en el mundo del café como Colombia y Etiopía. Eso significa volver a plantar los árboles de café que se perdieron y más, mejorar la salud del suelo y el rendimiento a través de prácticas como plantar cultivos de cobertura y cultivar en hileras horizontales para reducir la escorrentía.
“Deben usarse de una manera que sea productiva, pero que logren estar allí para la próxima generación”, dijo Sanders sobre las tierras de cultivo de la isla. Una forma de hacerlo es usar un producto conocido como biochar, un producto de composta de desecho que se puede agregar al suelo para retener mejor los nutrientes. Mejorar la salud del suelo con este producto aumenta el rendimiento del mismo, y lo hace más resistente a las condiciones climáticas extremas. Además, el biochar ayuda a retener el carbono en el suelo, una ventaja adicional para el clima.
Para los caficultores de la isla, la resiliencia también significa reducir el uso de químicos para mejorar la salud del suelo y cultivar en patrones que reduzcan la erosión. La esperanza es que las prácticas sostenibles puedan aumentar la producción y garantizar que el próximo desastre no las elimine nuevamente.
'No tenemos opción'
A principios de este año el secretario de Agricultura de EE. UU., Tom Vilsack, viajó a una finca cafetalera en Jayuya, Puerto Rico, para motivar a los agricultores a adoptar prácticas ecoamigables para que sus cultivos sean más resistentes y mitigar los impactos del cambio climático.
“No tenemos otra opción que usar procesos eco amigables”, dijo Germán L. Negrón-González, gerente general de Puerto Rico Coffee Roasters. “Hemos sido golpeados severamente por el cambio climático en los últimos años”, agregó.
La agricultura es responsable de más de una décima parte de las emisiones de carbono en los EE. UU., pero los esfuerzos para reducir la huella de carbono de la misma tienden a dividir a los agricultores, quienes pueden desconfiar de las políticas que impedirían su capacidad para producir alimentos.
“El desafío es encontrar formas de mantener a los agricultores en el negocio y hacerlo rentable, no solo productivo, sino rentable, sostenible y resistente. Para empezar, los agricultores pueden anunciar sus productos como eco amigables y ganar un precio más alto en el mercado” dijo Vilsack.
El pasado agosto, más de la mitad de los 1988 encuestados dijeron que preferirían que los agricultores utilicen prácticas sostenibles que evitarán la escasez de alimentos para las generaciones futuras, en lugar de mantener las prácticas actuales para mantener bajos los precios de los alimentos.
Desafíos de cultivos especiales
La mayor parte de la producción agrícola de los EE. UU. está en el maíz y la soja. Esto significa que los cultivos especiales, como frutas y verduras, tienden a recibir menos cobertura de riesgo de las aseguradoras y agencias gubernamentales que los cultivos más comunes. Pero esos cultivos especiales son exactamente en lo que se especializa Puerto Rico, y sus productores suelen tener menos opciones de seguro, lo que hace que la asistencia en caso de desastre sea especialmente crítica para ellos.
La ayuda federal puede marcar la diferencia para personas como Asier Roldán, quien el año pasado perdió toda su cosecha de plátanos en el sur de Puerto Rico a causa de los huracanes. Los plátanos son especialmente vulnerables a los fuertes vientos porque sus raíces poco profundas pueden ser arrancadas fácilmente del suelo.
El seguro de cultivos es “un proceso lento que toma mucho tiempo”, dijo Roldán, presidente de Bananera Costa Sur. Se necesita más ayuda federal por desastre en Puerto Rico, agregó, porque “a menudo no nos pagan lo que nos deberían pagar”.
El Sierra Club apoya toda iniciativa de agricultura sostenible y se solidariza con quienes trabajan la tierra para brindarnos los alimentos que consumimos a diario