Adaptado al español por Gretchen Fournier del artículo original de Mark Bergen publicado en Bloomberg.com
La botella de agua Cove es delgada y resistente, del color de una cáscara de huevo blanco junto a una tapa que le hace juego. “Si alguien te la diera”, dijo Alex Totterman, fundador y director ejecutivo de Cove, “probablemente no pensarías que no es una botella de plástico”.
Si alguien te diera esta botella, sería un gran logro. Los científicos y las empresas han invertido muchos años y mucho dinero tratando de reemplazar los envases de un solo uso con materiales naturales que no contaminen el planeta; fuera de los popotes compostables, los logros no han sido muchos. Pero el reto no ha desmotivado a Cove en su intento por producir la primera botella de agua "completamente biodegradable".
Las botellas de Cove comienzan en las cocinas. RWDC Industries, un proveedor de productos químicos con sede en Georgia, primero recolecta aceite de cocina de los restaurantes y lo fermenta. RWDC envía este producto fermentado al almacén de Cove al norte de Los Ángeles, donde llega en forma de pequeños gránulos redondos que se ven y se sienten como pedazos de espuma de poliestireno.
Desde allí, los gránulos se trasladan a la fábrica de Cove donde pasan por un proceso para aspirar la humedad, tamizar el metal, estirar, cortar y moldear el material en un recipiente hueco apto para agua. Luego se imprime una etiqueta directamente en cada botella ("Botellas Cove reusables y libres de plástico"). La tinta, hecha de algas, también está destinada a biodegradarse. Según los estimados de Cove, sus botellas se desintegran en el agua y el suelo en menos de cinco años.
Cuando Cove comenzó la producción de las botellas, enviaba gránulos de PHA a laboratorios para probar sus propiedades físicas, con la intención de esperar los resultados antes de moldearlos en botellas. Una vez Cove finalmente comenzó a producir botellas, la mayoría no eran lo suficientemente fuertes.
Otros han intentado producir botellas biodegradables y las grandes empresas de alimentos y bebidas, bajo una presión significativa para dejar de usar el plástico, han experimentado con sustitutos naturales. Pocos proyectos han salido del laboratorio. El año pasado, Coca-Cola Co. abandonó sus planes de utilizar un empaque a base de material orgánico como las plantas, y en su lugar optó por botellas 100 por ciento reciclables, bajo el argumento que los consumidores exigían botellas reutilizables.
Tales esfuerzos corporativos subestiman el gasto y el dolor de cabeza de convertir materiales orgánicos en un reemplazo plástico viable, según Ramani Narayan, profesor de la Universidad Estatal de Michigan y experto en bioplásticos. Él ha visto un desfile de empresas intentar cosechar varias mezclas químicas, solo para darse por vencidos o no cumplir promesas.
Danimer Scientific Inc., una compañía que planea fabricar popotes, bolsas de caramelos Skittles y botellas de ron utilizando PHA de origen vegetal, fue acusada el año pasado por científicos de exagerar las afirmaciones de biodegradabilidad. Los ingredientes clave de Cove han sido aprobados como biodegradables por el organismo de certificación Tüv Austria, y Totterman dice que su compañía está esperando una aprobación similar para su botella.
Después de trabajar inicialmente con contratistas, Totterman decidió llevar el proceso de Cove internamente, reclutando un pequeño equipo de científicos de materiales y veteranos de fabricación, aunque ninguno de ellos experto en PHA.
Pero hay obstáculos. La legislación ambiental reciente en California clasifica el PHA como un plástico, lo que limita la cantidad de material que Cove puede usar en la producción. Y los precios están cambiando. Hace dos años, Cove prometió una botella de 2,29 dólares, pero desde entonces le ha sumado 70 centavos a ese precio en respuesta a las subidas de precios de las materias primas. Totterman cree que esperar que los consumidores reutilicen las botellas o las reciclen con más frecuencia es ingenuo. Esperar que la gente pague más por las botellas compostables también suena ingenuo.
Cove se inspira en lo que ha hecho Tesla (la empresa de carros eléctricos): vender un artículo costoso que consumidores conscientes del cambio climático comprarán y así, reducir los costos de producción. Totterman, insinúa que hay planes para producir botellas de champú Cove y otros productos para el cuidado del hogar.
Pero primero, la botella de agua. Detrás de la fábrica de Cove, Totterman mostró un depósito de almacenamiento repleto de cajas con las botellas de Cove, listas para enviarse cuando sea el momento adecuado.
La tecnología es parte de los causantes del cambio climático pero también puede ser una de las soluciones. En el Sierra Club apoyamos todo intento de buscar remedios a esta crisis