Adaptado al español por Fabián Capecchi sobre el artículo original de Brad Plumer, Max Bearak, Lisa Friedman y Jenny Groos publicado en el diario The New York Times.
Diplomáticos de casi 200 países concluyeron dos semanas de conversaciones sobre el clima al acordar establecer un fondo que ayudaría a los países pobres y vulnerables a hacer frente a los desastres climáticos, empeorados por los gases de efecto invernadero de las naciones ricas.
La decisión sobre los pagos por pérdidas y daños causados por el calentamiento global representó un gran avance en uno de los temas más polémicos en las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas. Durante más de tres décadas, las naciones en desarrollo han presionado a los países ricos e industrializados para que proporcionen una compensación por los costos de las tormentas destructivas, las olas de calor y las sequías relacionadas con el aumento de las temperaturas.
Estados Unidos y otros países ricos habían bloqueado la idea durante mucho tiempo, por temor a que pudieran enfrentar una responsabilidad ilimitada por las emisiones de gases de efecto invernadero que están impulsando el cambio climático.
El acuerdo de pérdidas y daños negociado deja claro que los pagos no deben verse como una admisión de responsabilidad. El acuerdo exige que un comité con representantes de 24 países trabaje durante el próximo año para determinar exactamente qué forma debería tomar el fondo, qué países e instituciones financieras deberían contribuir y adónde debería ir el dinero. Los países en desarrollo recibieron el acuerdo como una victoria histórica.
“El anuncio ofrece esperanza a las comunidades vulnerables de todo el mundo que luchan por sobrevivir al estrés climático”, dijo Sherry Rehman, ministra del clima de Pakistán, que sufrió inundaciones catastróficas este verano que dejaron un tercio del país bajo el agua y causaron $30 mil millones en daños.
Si bien el nuevo acuerdo climático abordó los daños del calentamiento global, hizo poco para abordar las emisiones de gases de efecto invernadero que son la causa principal de la crisis. Los expertos dicen que es crucial que todas las naciones reduzcan sus emisiones mucho más rápido para mantener el calentamiento en niveles relativamente seguros.
“El acuerdo sobre pérdidas y daños acordado es un paso positivo, pero corre el riesgo de convertirse en un 'fondo para el fin del mundo' si los países no se mueven más rápido para reducir las emisiones”, dijo Manuel Pulgar-Vidal, quien presidió la cumbre de las Naciones Unidas en 2014 y ahora es el líder climático del Fondo Mundial para la Naturaleza. “No podemos darnos el lujo de tener otra cumbre climática como ésta”.
El nuevo acuerdo enfatiza que los países deben esforzarse por limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius, o 2,7 grados Fahrenheit, por encima de los niveles preindustriales.
Más allá de ese umbral, dicen los científicos, el riesgo de catástrofes climáticas aumenta significativamente.
Las políticas actuales de los gobiernos nacionales pondrían al mundo en camino a un calentamiento mucho mayor este siglo, de 2,1 a 2,9 grados Celsius, en comparación con los niveles preindustriales. Mantenerse en 1,5 grados requeriría que los países redujeran sus emisiones de combustibles fósiles aproximadamente en la mitad de esta década, una tarea abrumadora.
Las conversaciones se produjeron en un momento de múltiples crisis. La invasión rusa de Ucrania ha perturbado los mercados mundiales de suministro de alimentos y energía, ha avivado la inflación y ha incitado a algunos países a quemar más carbón y otras alternativas al gas ruso, lo que amenaza con socavar los objetivos climáticos.
La Unión Europea aceptó la idea de un fondo para pérdidas y daños, aunque insistió en que cualquier ayuda debería centrarse principalmente en las naciones más vulnerables.
Eso dejó a Estados Unidos, que ha emitido más gases de efecto invernadero a la atmósfera que cualquier otra nación en la historia, como el último gran obstáculo. Finalmente, los funcionarios estadounidenses dijeron que aceptarían un fondo para pérdidas y daños, rompiendo el estancamiento..
Y aunque los diplomáticos estadounidenses acordaron un fondo, el Congreso debe asignar el dinero. El año pasado, la administración de Biden buscó 2.500 millones de dólares en financiamiento climático, pero obtuvo solo 1000 millones de dólares.
Estados Unidos y la Unión Europea aseguraron en el acuerdo que podría expandir la base de donantes para incluir a las principales economías emergentes como China y Arabia Saudita. Las Naciones Unidas actualmente clasifican a China como un país en desarrollo, lo que lo ha eximido de las obligaciones de proporcionar ayuda climática, a pesar de que ahora es el mayor emisor de gases de efecto invernadero, y la segunda economía más grande del mundo.
En el Sierra Club creemos que este avance es positivo pero hace falta un acuerdo más importante aún, el de limitar las emisiones de carbono a nivel mundial. Si eso no se hace, este avance servirá de poco.