Adaptado al español por Gretchen Fournier, del artículo original deAlicia Wallace publicado en CNN Business.
El clima ha sido un adversario inconsistente de los agricultores durante mucho tiempo, devastando los campos un año y entregando abundantes cosechas al siguiente.
Pero a medida que los fenómenos meteorológicos extremos aumentan en frecuencia o se vuelven aún más intensos, lo impredecible se convierte en una responsabilidad económica.
A medida que Estados Unidos continúe luchando contra la alta inflación, los efectos de las sequías prolongadas y los fenómenos meteorológicos extremos podrían aumentar la presión sobre los precios de los alimentos durante mucho tiempo.
El Índice de Precios al Consumidor, que mide los cambios de precios de una canasta de bienes y servicios, mostró que la inflación alcanzó el 8,3% en agosto respecto al año anterior. Pero los precios de los alimentos subieron a un ritmo aún más rápido, aumentando un 11,4 % durante ese período, según la Oficina de Estadísticas Laborales.
El calor abrasador y la sequía siguen azotando el oeste de Estados Unidos, lo que obliga a los agricultores de ciertos estados vitales para la producción agrícola a dejar la tierra en reposo, arrancar huertos y disminuir el número de cabezas de ganado y por lo tanto reducir drásticamente los rendimientos esperados.
Estos factores climáticos solo han agravado los problemas que enfrentan los agricultores estadounidenses, incluido el efecto dominó que la guerra de Rusia contra Ucrania ha provocado en la cadena de suministros, y cuyo resultados son la escasez en mano de obra, inflación y los altos precios de los fertilizantes y la energía, señalaron los economistas.
Cuando se junta todo esto, los agricultores y ganaderos experimentan presiones de costos extraordinarias y esos altos costos se trasladan a los consumidores. El aumento de los precios de los alimentos es uno de los factores clave que alimentan la inflación, según datos recientes del IPC.
La gran mayoría de las frutas, los frutos secos y las verduras provienen de estados afectados por la sequía, como California y Texas, señaló la American Farm Bureau Federation en una actualización reciente del mercado.
Si bien la mayoría de esos cultivos especiales se mantienen, uno de los cultivos más afectados en California ha sido el arroz. Los acres de arroz se han reducido en un 55% este año y los datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. muestran un aumento en los acres de plantación preventiva, o tierra destinada a un cultivo pero impedida por un desastre natural o agua inadecuada.
La economía y el comercio globalizados sirven como un amortiguador hasta cierto punto, dijo Josué Medellín-Azuara, profesor asociado de ingeniería ambiental en UC Merced que estudia la adaptación al cambio climático y la economía de los usos agrícolas, ambientales y urbanos del agua.“No creo que estemos en una situación de inseguridad alimentaria en este momento, pero en realidad es solo un recordatorio de que las temperaturas más cálidas pueden traer más desafíos para producir muchos de los productos agrícolas que tradicionalmente vemos”, dijo. “Se reconoce que las reservas de agua subterránea no siempre estarán allí para ayudarnos a atravesar futuras sequías, si no las usamos de manera más sostenible”.
Factores agravantes
Ariel Ortiz-Bobea, economista de la Universidad de Cornell que trabaja en economía agrícola y de recursos, se muestra optimista sobre la inversión del sector público y privado en investigación y desarrollo para mejorar la productividad y conservar los recursos. Expresó su preocupación por los países menos desarrollados y el efecto de eventos globales como la guerra en Ucrania.
“Si las cosas se ponen más complicadas políticamente, esos eventos [de sequía] se volverán más lamentables”, dijo.
El clima extremo también puede afectar negativamente los resultados de las empresas, según una investigación de Paul Griffin, profesor de administración en UC Davis.
“Hay muchos más costos integrados en el precio de un producto que lo que pagan los consumidores en la tienda de comestibles, incluidos salarios, materiales, producción, procesamiento, transporte, distribución, venta minorista y mercadeo” dijo. Los agricultores y las fincas reciben aproximadamente 8 centavos por cada dólar gastado en alimentos en el hogar y fuera del hogar, según Farm Bureau.
“Eso probablemente va a significar que, a medida que miremos hacia adelante, habrán menos acres de las diferentes frutas y verduras que se cultivan por ejemplo en California y que comen las personas en todo el país”, dijo. “Así que, inevitablemente, a la larga aumentarán los precios, tal vez no este año, pero subirán”.
Si no comenzamos a hacer cambios, grandes y pequeños, en nuestro estilo de vida, los fenómenos atmosféricos serán uno de los grandes problemas con los que tendremos que trabajar a medida que la crisis climática siga en aumento. Únete al Sierra Club y sé parte de una comunidad que busca combatir estas dificultades asociadas al calentamiento global.