Frances Pérez-Rodríguez, sembrando esperanza/ Frances Pérez-Rodríguez, planting hope

Quien conoce a Frances Pérez-Rodríguez hubiera esperado de ella una carrera en el mundo de la música, nieta del renombrado cantante de salsa Pete “El Conde Rodríguez, sobrina del músico de jazz Pete Rodríguez e hija de Cita Rodríguez, también una reconocida cantante de salsa. Sin embargo ha sido la tierra lo que ha regido los últimos años de la vida de esta interesante joven.

Nacida en Loíza, pueblo de esclavos liberados, en la isla de Puerto Rico y criada en el Bronx, NY, Frances, quien dice que no se considera una agricultora sino una trabajadora de la tierra, ni tan siquiera visitaba jardines comunitarios cuando era niña. Por lo tanto ¿de dónde nació esa conexión con la tierra? 

Fue el documental del 2012 titulado “The Central Park Five” el que la hizo pensar por primera vez en el trabajo de justicia social. El film la inspiró a unirse al Movimiento Black Lives Matter en el cual comenzó a trabajar como organizadora y en donde se enfocó en los actos de brutalidad policiaca en comunidades cambiantes o como se dice en inglés “gentrified”. 

A medida que esos vecindarios comenzaron a tornarse más valiosos, los residentes, muchos de los cuales llevaban generaciones viviendo en los mismos y quienes generalmente son personas de color, fueron tratados como basura por la policía en nombre de mitigar las molestias públicas. Esto llevó a Pérez-Rodríguez a darse cuenta de las formas en que la industrialización ha manipulado la tierra y la ha convertido en una fuente de opresión para las comunidades desfavorecidas, en lugar de servir como espacios de vida y alimentos. Mientras trabajaba con la organización Know Your Rights, comenzó a interesarse en el cultivo de hierbas medicinales. Poco después, este interés se transformó en una pasión por la agricultura, lo que la llevó a asistir al Farm School NYC, una fundación que se dedica a educar sobre la agricultura urbana.

“Sentí que necesitaba sumergirme por completo en trabajar con la tierra y recordar nuestra relación con la misma, así que decidí convertirme en agricultora y cultivar alimentos y medicinas”, dice Pérez-Rodríguez.

Actualmente Frances trabaja con La Finca Del Sur, una cooperativa de agricultores urbanos dirigida por mujeres Latinas y Negras y sus aliados en el sur del Bronx. Para ella, es un lugar para que los miembros de la comunidad simplemente comulguen con la naturaleza y sanen y discutan soluciones a los problemas de justicia racial y violencia policial. La cooperativa también está comprometida a construir vecindarios saludables a través del empoderamiento económico, la conciencia nutricional, la educación y la defensa de los derechos sociales y políticos

“He estado, durante los últimos cuatro o cinco años, queriendo conectarme con la tierra y la verdad, basándome en lo que he aprendido y no con lo que nos enseñan” dice ella. Frances no se habrá dedicado a la música pero sus palabras y creencias son música para los oídos de muchos que al igual que ella creen en la justicia racial y la seguridad alimentaria.

En el Sierra Club cerramos el mes del Black History rindiéndole un muy merecido homenaje a esta Afro-Latina y todos los otros que ante todo obstáculo se crecen para serle fiel a sus creencias y a quienes son. 

 

ENGLISH TRANSLATION

Who knows Frances Pérez Rodríguez would have expected her to have a career in the world of music, granddaughter of renowned salsa singer Pete “El Conde Rodríguez, niece of jazz musician Pete Rodríguez and daughter of Cita Rodríguez, also a renowned salsa singer. . However, it has been the land that has governed the last years of the life of this interesting young woman.

Born in Loíza, a town of freed slaves, on the island of Puerto Rico and raised in the Bronx, NY, Frances, who says she does not consider herself a farmer but a worker of the land, did not even visit community gardens as a child. So where does that connection to the earth come from?

It was the 2012 documentary titled “The Central Park Five” that first got her thinking about social justice work. The film inspired her to join the Black Lives Matter Movement in which she began to work as an organizer and where she focused on acts of police brutality in changing communities or as they say "gentrified" in English.

As those neighborhoods began to become more valuable, residents, many of whom had lived there for generations and who are often people of color, were treated like trash by police in the name of mitigating public nuisance. This led Pérez-Rodríguez to realize the ways in which industrialization has manipulated the land and turned it into a source of oppression for disadvantaged communities, instead of serving as living spaces and food. While working with the organization Know Your Rights, he became interested in growing medicinal herbs. Soon after, this interest blossomed into a passion for agriculture, which led her to attend Farm School NYC, a foundation dedicated to educating on urban agriculture.

“I felt I needed to fully immerse myself in working with the land and remembering our relationship with it, so I decided to become a farmer and grow food and medicine,” Pérez-Rodríguez says.

Frances currently works with La Finca Del Sur, a cooperative of urban farmers run by Black and Latina women and their allies in the South Bronx. For her, it is a place for community members to simply commune with nature and heal and discuss solutions to issues of racial justice and police violence. The cooperative is also committed to building healthy neighborhoods through economic empowerment, nutritional awareness, education, and advocacy for social and political rights.

“I have been, for the last four or five years, wanting to connect with the ground and the truth, based on what I have learned and not what we are taught,” she says. Frances may not have dedicated herself to music but her words and beliefs are music to the ears of many who, like her, believe in racial justice and food security.

This Black History month, and always, the Sierra Club wishes to pay tribute to this Afro-Latino and many others who, in the face of all odds, have grown to be true to their beliefs and who they are.


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